La juez aceptó como prueba de indicios de explosivos la posesión de caldo de col lombarda
En noviembre de 2016, la juez Carmen Lamela (que se ha ganado la fama recientemente por mandar a la cárcel a la cúpula del independentismo catalán), acusó de terrorismo al grupo anarquista vegano Straight Edge (SXE) de Madrid, un movimiento antifascista, anticapitalista, antiespecista, antidrogas y vegano. Los delitos sumaban hasta 35 años de cárcel. Sin embargo, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha resuelto hoy que formulará una petición de 2 años de cárcel por enaltecimiento porque no hay pruebas suficientes para probar el delito de terrorismo.
Y no es de extrañar, ya que productos de limpieza y caldo de col lombarda fueron tomados por la juez Lamela como indicios de explosivos. Estas no son las únicas pruebas que han llenado de polémica el caso porque fueron suficientes para acusarlos 12 mensajes en su web y 19 tuits con consignas comunes entre los círculos anarquistas, como “Arderán vuestros cajeros”, “Muerte al capital”, “#HazFelizAAlguien y revienta bancos que nos sobran piedras, correr es gratis y la policía estará en el centro cuidando borrachxs”, “Capitalismo asesino”, pero también otros más random como “Goku vive, la lucha sigue” e incluso uno donde se cita a Herbert Marcuse, filósofo de la Escuela de Frankfurt, en relación a cambiar la voluntad de una sociedad que ha logrado tener lo que quiere. Algunos de ellos iban acompañados de fotografías de bancos vandalizados, lo que en un principio se consideró como prueba.
Otros de los mensajes que los incriminan tampoco se antojan violentos, como la publicación que contenía una foto anunciando la venta de unas camisetas en El Rastro de Madrid con el eslogan “La resistencia no es violencia. Es autodefensa”, o una otra, que decía decía “Vuestro veneno no quemará nuestro interior. Nuestro interior quemará vuestro veneno. Destruye todas sus mentiras”, algo que podría estar perfectamente en un superventas de superación personal.
También se les acusa aparecer en tres vídeos colgados en Youtube incitando a la violencia contra la policía. En uno de ellos, Bajo la capucha, se entrevista a tres individuos que llevan el rostro cubierto y cuya voz ha sido distorsionada, pero los informes policiales los han identificado con los detenidos comparando sus voces grabadas en las escuchas telefónicas.
“Se demuestra una vez más que este tipo de operaciones sólo buscan desarticular colectivos disidentes y de paso recopilar información para la inteligencia policial”, afirmaba para El País Eduardo Gómez, abogado de uno de los acusados. “El resultado judicial es lo de menos para la policía, porque de hecho todas las operaciones de este tipo han acabado encallando en la Audiencia Nacional por ausencia de pruebas de comisión de delitos. Al final se ha quedado todo en un típico juicio a tuiteros”.
Nahuel con su familia a la salida de la cárcel
Uno de sus miembros, Juan Manuel Bustamante Vergara, aka Nahuel, de 27 años, pasó 1 año y 4 meses en prisión bajo el régimen más duro, el FIES (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento), mediante el cual se intervenían todas sus comunicaciones, tanto escritas como orales, se llevaba un registro de todo lo que hacía: paseos, lecturas, contacto con compañeros, no podía tener más de dos prendas de vestir, ni podía participar en talleres y se le cambiaba constantemente de centro sin tener presente la residencia de su familia, tal y como contaba CTXT.