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Artículo Los comentarios de Perez Hilton sobre su hijo demuestran que se puede ser gay y homófobo Life

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Los comentarios de Perez Hilton sobre su hijo demuestran que se puede ser gay y homófobo

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"Prefiero que mi hijo sea heterosexual porque la vida así es más fácil"

Rubén Serrano

09 Abril 2018 15:06

El bloguero estadounidense Perez Hilton afirmó la semana pasada en uno de sus podcasts titulado “Chippendales” que no apuntaría a su hijo a clases de baile porque lo podrían hacer gay. Mario Armando Lavandeira, el nombre real de esta celebrity abiertamente homosexual y conocida por sus artículos sensacionalistas, zanjó la polémica con una declaración preocupante: “Preferiría que mi hijo fuese heterosexual”.

A los pocos días, el bloguero de ascendencia cubana y padre de tres hijos por maternidad subrogada subió un vídeo a su canal de YouTube para explicar su comentario y, lejos de arreglar las cosas, lo empeoró aún más. “Preferiría que mi hijo fuera heterosexual porque es más fácil. Ser gay, lesbiana o trans en Estados Unidos y en el resto del mundo es un duro camino. Aún nos discriminan y no quiero que mi hijo o que mi hija tenga un camino más difícil en sus vidas”, argumenta tristemente dándole una patada a todo el trabajo y lucha por la visiblidad que han hecho durante décadas el colectivo homosexual.

Con estas palabras, Hilton ha demostrado toda la homofobia interiorizada que guarda dentro y, además, lo mucho que se avergüenza de su orientación sexual. En el caso de que el pequeño Mario que solo tiene 5 años fuera gay (algo que ni su padre ni el propio Mario todavía saben), el bloguero podría mostrarle su apoyo incondicional. Sin embargo, Lavandeira, de quien podemos intuir por sus palabras que sufrió discriminación y rechazo por su sexualidad, ha optado por “proteger” a su hijo de ese dolor y por arrojar piedras contra los que se suponen que son sus aliados en esta lucha.

Con todo, Hilton no es consciente de que con esta actitud no está “protegiendo” a su hijo, sino que está contribuyendo a la estigmatización de los homosexuales. Su posición muestran una actitud cobarde hacia su propia identidad sexual y, aún peor, no le hacen ningún favor a todos los hombres y mujeres homosexuales que tienen miedo a salir del armario. Lavandeira ha preferido usar su poder como influencer para lanzar un peligroso mensaje: ser diferente no es bien recibido en la sociedad heteronormativa en la que vivimos, es mejor ser uno más y renegar de uno mismo.

El vídeo de Hilton va más allá y en él argumenta que la homosexualidad se debe a factores externos y a condicionantes sociales: “No voy a decir un número pero diría que una gran cantidad – quizá el 50 % o incluso más – de niños que van a clases de baile terminan siendo gais. Esto no es homofóbico, es un hecho”.

Sí, decir que ir a clases de baile te vuelve gay es homofobia porque no te estás basando en ningún hecho, encuesta o estudio sociológico, estás basándote en los prejuicios, clichés y estereotipos que la sociedad heteronormativa impone al colectivo homosexual.

En el vídeo cuenta además que ha apuntado a su hijo a clases de tenis y señala que, en cierta forma, se ha quedado más tranquilo porque practicar un deporte no le hace sospechar que al pequeño Mario le gusten los hombres. Decir que un chico que baila será gay es igual de prejuicioso que decir que un chico que juega al tenis con siete años será heterosexual, dirigirá una empresa, se casará y tendrá hijos. Como si no hubiera bailarines heterosexuales o deportistas gais.

Lavandeira, que defiende que él es gay desde nacimiento, llega a la contradicción máxima cuando sostiene que no se avergüenza de ser gay: “Si pudiera volver atrás a mis 18 años y tener la opción de poder elegir entre ser heterosexual o gay, elegiría ser heterosexual pero ahora no cambiaría eso porque mi vida está bastante bien”. Si deseas no ser gay es porque te causa rechazo serlo. Además, nadie duda de que su vida esté bien, dado que su fama le ha permitido pagar el coste que supone tener hijos vía subrogación.

Hilton debería saber que la orientación sexual no es una decisión que se tome en la vida, como cuando decides si hoy te pondrás manga larga o manga corta o si te apetece trabajar en una tienda de ropa o detrás de la ventanilla de un banco. Y, de igual modo que él no pudo pulsar a sus 18 años un botón que lo convirtiera en heterosexual, tampoco podrá moldear la sexualidad de su hijo negándole la opción de bailar porque su hijo será gay, hetero o trans baile urban o juegue al golf.

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