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Material de pesadilla
Playground community
03 Abril 2018 20:41
Si eres una persona aprensiva o miedosa, mejor será que no veas este vídeo viral. Si sólo pensar en escarabajos, cucarachas o piojos hace que te estremezcas y empieces a rascarte o a buscar la ducha más cercana, ni se te ocurra darle al Play. Este vídeo es sólo para aquellos que ni pestañean cuando les dicen que grillos y gusanos son la comida del futuro.
Nuestra protagonista, en este caso, es negra, peluda y tiene ocho patas, o cientos de ellas, según se mire. No nos resulta extraño que cuando alguien se encuentra una araña en la cocina de casa decida darle un par de escobazos. Es algo que posiblemente todos hemos hecho alguna vez. Y es que, sin llegar a la aracnofobia patológica, somos muchos los que no sentimos la menor simpatía por los arácnidos, pese a que son uno de los bichos más abundantes en el planeta y a que los científicos no se hartan jamás de contarnos que sin ellas nuestra vida en la Tierra no sería posible.
Según parece son eficientes limpiadores de todo tipo de bichejos nocivos y mantienen el equilibrio ecológico allí por donde van, o sea, en todos los ecosistemas. Aún así, si una de ellas se interpone en nuestro camino, sobre todo en nuestro sacrosanto hogar, lo más probable es que se lleve un buen zapatillazo o, como en este caso, un escobazo mortal.
Pero claro, en determinadas latitudes, como es el caso de Australia, donde vive la mujer del vídeo, estos bichos tienen a veces un tamaño más que considerable y peculiaridades que es bueno tener en cuenta. Por ejemplo, la araña peluda de esta cocina venía con sorpresa, puesto que incubaba en su interior a la siguiente generación.
Una vez la progenitora recibe el escobazo, cientos de arañitas negras, peludas y de ocho patas, como su mamá, salen corriendo en todas direcciones de la cocina ante el horror del ama de casa y su marido, a los que se les escucha exclamar. ¡Son bebés! ¡ Mira los bebés!
Las arañitas recién nacidas son realmente minúsculas pero plenamente funcionales. Muerden, escalan, cazan, saltan, corren e incluso vuelan llevadas por imperceptibles corrientes de aire. Son imposibles de controlar y se cuelan por todas partes en una estrategia de la naturaleza también aplicable a muchos otros animales, que busca garantizar la supervivencia de la progenie basada en liberar un altísimo número de descendientes que pueden funcionar con total independencia desde el momento mismo del nacimiento.
Los humanos de nuestro vídeo no deberían cometer el error de pensar que su escoba ha acabado con el problema. Sin duda un incierto número de ejemplares ha encontrado un hogar oscuro, húmedo y cálido en esa bonita cocina australiana y crecerán para volver a aparecer en el futuro y, quién sabe, tal vez buscar venganza por la muerte de mamá, en forma de un tremendo susto cualquier noche en la que los despreocupados, inútiles y cobardes humanos se levanten en busca de un vaso de leche.
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