Más de 2 millones de personas ya han visto el vídeo, y muchos se preguntan... ¿Es esto sano para un niño? ¿Es ético ver a influencers mercantilizando a sus hijos en las redes sociales para ganar dinero?
Más de dos millones de personas no se lo han perdido. El vídeo donde la famosa instagramer Charity Grace, con más de medio millón de seguidores en esta red social, tiñe el pelo de su hija de apenas dos años. El motivo inicial era cumplir la ilusión de la niña, ya que el rosa es su color favorito, dice la madre. Claro que también es una oportunidad para su conocida mamá de lograr seguidores y aumentar sus ingresos al final del mes.
En las imágenes, colgadas como no podía ser de otra manera en su perfil de Instagram, se observan los momentos previos al cambio de look y lo feliz y encantada que está la pequeña Felicity con la idea de estrenar un pelo de color rosa. Se puede ver como su madre le tiñe el pelo, mientras se hace publicidad de la marca de tinte en cuestión. En unos minutos, listo. La niña tiene el pelo del color que siempre había deseado. Todo un tutorial para que sus seguidores lo hagan en su propia casa.
Para justificarse, Grace explica en el mismo vídeo que se trata de un tinte que no es permanente y que a los 4 días ya no habría ni rastro del color rosa. Sin embargo, la polémica está servida.
La viralidad de este vídeo viene acompañada de las reacciones dispares a acerca de si es acertado o no, saludable o no, teñir el cabello de una pequeña de tan corta edad.
Las redes sociales están inundadas de madres que sucumben a los deseos de sus hijos. ¿El resultado? Melenas infantiles de niños y niñas con todos los colores posibles del arco iris y hasta reflejos para las más exigentes con su apariencia. Pero, ¿resulta sano tratar el pelo de un niño tan pequeño con tintes químicos? Y más allá de lo físico, ¿es mentalmente sano para un niño tan pequeño ver su imagen transformada de esa manera tan radical y tan artificial?
La mayoría de los expertos y peluqueros coinciden en que cosas como la del vídeo no resultan una decisión acertada y que debería ser a partir de los 16 años cuando se comience a cambiar el color del pelo. Antes es perjudicial por los evidentes efectos adversos. Aunque claro, siempre hay profesionales de la peluquería y padres a los que no les importa adelantar un poco la edad. Y más si es a cambio de fama y dinero rápido y fácil.
La polémica se une, además, a otra ya existente desde el nacimiento y auge de las redes sociales: la exposición que muchos padres, los llamados 'influencers', hacen de sus hijos en Internet. Exposición o mercantilización. Un escenario público gracias al cual aumenta su número de seguidores... y su cuenta corriente.
¿Es lícito conseguir dinero a costa de mostrar cada minuto de la vida de tus hijos en Internet? ¿Es peligroso subir la foto de un menor a las redes sociales?
¿Donde está el límite de la libertad que tienen los padres para exponer así a sus hijos?
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