Jordan, de 16 años, está milagrosamente viva después de que la empujasen desde un puente ante su negativa a saltarn
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Este es el impactante momento en el que la adolescente es empujada por una amiga desde un puente. Admitió que estaba demasiado asustada para saltar. No sirvió de nada.
El grupo de jóvenes estaba en el puente de Moulton Falls, en el río Lewis en Yacolt, en el estado de Washington. Saltar desde ese puente está prohibido. Aún así, están todos en bañador a la espera de tirarse al agua.
La chica protagonista del vídeo se muestra dubitativa y llega a decir dos veces que no quiere saltar. Dos segundos después, una de sus amigas la sorprende por la espalda y la empuja para que caiga. Le espera una caída de 20 metros. Las expresiones de sus amigos dan a entender desde el principio que su entrada en el agua ha sido cualquier cosa menos limpia.
¿Resultado?
Cinco costillas rotas, un pulmón perforado y varias lesiones más. Directa al hospital.
“Pudo morir”, lamenta Genelle Holgerson, la madre de Jordan, sobre el comportamiento de la “amiga”. Insiste en que una caída incluso de la mitad de esa altura podría haber matado a su hija, y espera que la persona responsable se entregue.
"Mi hija va a tener un largo camino de recuperación y creo que probablemente debería entregarse, darse cuenta de lo que hizo mal. Esto no está bien. Podría haber matado a mi hija".
Esta no es la primera vez que alguien resulta herido tras saltar del mismo puente. El año pasado un hombre de 47 años acabó con lesiones en la espalda al caer mal al agua. Los bomberos lo encontraron flotando en el río y tuvieron que usar un bote de rescate y un tablero para transportarlo hasta la orilla.
El jefe de bomberos declaró entonces que, aunque el agua es profunda, hay algunos salientes rocosos que implican un alto riesgo. "Tienes que caer bien o puedes resultar herido. Todos los veranos tenemos a un par de personas que salen lesionadas y alguna ha llegado a ahogarse".
A pesar del peligro que suponen los saltos al agua desde grandes alturas, son muchas las personas que se arriesgan a experimentarlos. Los expertos no se cansan de repetir siempre los mismos consejos. Hay que asegurarse de que el agua es lo suficientemente profunda, que no hay rocas bajo la superficie y que no hay nadie debajo.
Además, al menos la primera vez, conviene no tirarse de cabeza; siempre es mejor romperse una pierna que el cuello.
La velocidad que se alcanza al saltar desde una altura de 30 metros es aproximadamente de 90 km/h. Sólo saltadores muy expertos son capaces de enfrentarse de forma limpia a caídas así, pues saben cómo colocar bien el cuerpo. Los bañistas aficionados no deberían jugar con cosas que pueden llegar a matarles.