La surrealista escena, que a punto estuvo de acabar en desgracia, ha sucedido en Kazajistán
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Dice la sabiduría popular que cuando el dinero no entra por la puerta, el Amor sale por la ventana. La frase podría servir como lazo para enmarcar este vídeo. O quizá podríamos reconstruir la frase y afirmar que cuando el Amor sale por la puerta, quién quiera salvarse del naufragio que salte por la ventana. O que se cuelgue. Que saltar hace daño.
En fin, tampoco ha habido desgracia. Nadie ha saltado por la ventana. Pero casi.
Lo que vemos en este vídeo grabado el sábado 29 de septiembre es a un ciudadano kazajo de unos cuarenta años haciendo esfuerzos precisamente por no caerse fachada abajo desde un quinto piso. Eso sí, el hombre estaba ahí fuera, colgado de esa manera del marco de la ventana, porque no le apetecía nada, nadita, estar en el interior de su casa, lugar el que parece estar desarrollándose una batalla dialéctica. Una pelea de pareja, vaya. Pelea verbal, aclaramos.
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Estos hechos acontecieron en Astana (Kazajistán) y el relato sería el de mil discusiones domésticas cotidianas alrededor del mundo cualquier día del año si no hubiera sido por la acción ejecutada por el individuo. Él quería salir de casa, irse de picos pardos, y ella se opuso y procedió a cerrar la puerta de la vivienda. Él dijo que o le permitía abandonar el lugar por la puerta o saldría por la ventana. Y lo hizo.
El hombre descolgó su cuerpo por la ventana sujetándose al marco de la misma. Entonces ella, suponemos que para escarmentarle, decidió cerrar la ventana para impedirle al hombre retornar al interior.
Según los testigos, el hombre estuvo así varios minutos, hasta que la situación se volvió angustiosa y empezó a suplicar a gritos. Antes de llegar a ese punto los vecinos del inmueble -a los que se ve asomándose a sus ventanas- y de otros edificios próximos ya habían llamado a la policía y a los servicios de emergencia porque ya se temían que ocurriera lo peor.
Recordemos: la pareja vive en un quinto piso, y un quinto piso en Kazajistán es como un quinto piso en cualquier otra parte del orbe.
Según medios locales, solo cuando el hombre afirmó que ya no podría aguantar mucho más obtuvo paso franco a su nido de Adán. Eso sí, la peripecia no le ha librado de que haya sido forzado a pasar por un examen psiquiátrico porque colgarse del exterior de un edificio para escapar a una tormenta doméstica no es una reacción catalogada de normal.
Ni aquí, ni en Kazajistán.
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