El clonado de tarjetas de crédito es uno de los peores miedos en la sociedad moderna. Mira cómo se producen y descubre qué puedes hacer para evitarlos
Es una de las peores pesadillas de la sociedad moderna: el miedo a que nos roben nuestra información bancaria. Timos, estafas, duplicados de tarjetas... todos estos problemas parecen algo que siempre le ocurre a otras personas... hasta que nos ocurre a nosotros. Sí, como ves en este vídeo, todos estamos expuestos a los métodos de estos golfos ‘apandadores’.
En las imágenes, dos falsos clientes se acercan al mostrador de una tienda de ultramarinos en en Miami para pedirle algo al dependiente. Cuando este se gira y se alejar unos metros para alcanzar lo que le está solicitando el cliente, el otro aprovecha para encajar una pieza de plástico en el lector de tarjetas que imita a la perfección la entrada del mismo. Lo hace de una forma tan rápida y tan sencilla que si no sabes lo que estás buscando probablemente ni siquiera lo veas.
Esta pieza no es nada más y nada menos que un lector de datos, que más tarde les enviará la información de todos los usuarios que paguen de manera electrónica. Pueden pasar horas, días, semanas hasta que el empleado de la tienda o algún cliente avispado note que el lector ha sido manipulado.
¿Existe alguna manera de protegernos frente a estas estafas? Obviamente, no en todas las tiendas es igual de sencillo instalar un duplicador de datos. Cuanta más seguridad haya, y más vigilancia se ponga al respecto de estos intentos, más difícil será que un timador sea capaz de utilizar uno de estos dispositivos.
Aún así, no siempre son las tiendas más obvias las que cuentan con máquinas trucadas. También en establecimientos de aspecto más fiable, o incluso en cajeros automáticos, es posible encontrarse con dispositivos de clonado de datos. Por eso, ¿qué podemos hacer para proteger nuestras tarjetas?
Por suerte, existen varias medidas que podemos llevar a cabo para evitar en la medida de lo posible los robos bancarios o minimizar sus efectos cuando se produzcan. Por ejemplo, tapar con la mano el teclado de los cajeros cuando introducimos nuestras claves, comprobar si la ranura para introducir la tarjeta tiene alguna pieza suelta encima, o no tener nunca todo nuestro dinero en una sola cuenta bancaria.
La medida más importante que podemos tomar es la prevención. No utilices nunca un cajero que te parezca sospechoso, y compra con tarjeta tan solo en tiendas de las que te fíes. Llevando a cabo estas acciones el riesgo no desaparecerá por completo, pero sí que se verá muy disminuido.