Por esta tontería. Por este absurdo. Una tragedia. Quince muertos.
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La casi omnipresencia de las cámaras de seguridad trae -aparte de las dudas de los más escépticos o precavidos de las distopías tipo el Gran Hermano de Orwell- testimonios a veces aterradores.
Lo que acabas de ver son las imágenes de un aterrador suceso acontecido el pasado 2 de noviembre en la ciudad de Chongqing (China). Parte son del interior de un autobús que está a punto de caer desde un puente al río Yang-Tsé. Una altura letal de 60 metros y que se cobraría la vida de 15 personas, comenzando por la del propio conductor del autobús.
Lo que proporciona un terror añadido al accidente en sí, es lo que permite ver el vídeo del interior del vehículo: el suceso se produce por un grave despiste del conductor tras ser atacado por una pasajera.
Ella le reclama que se ha saltado su parada, él le contesta, ella le agrede, él quiere devolverle la agresión y se produce el fatal despiste y desvío del vehículo.
Por esta tontería. Por este absurdo. Una tragedia. Quince muertos.
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La segunda parte del vídeo nos muestra lo grabado por la cámara de otro vehículo. En él vemos, casi como en un film de acción, que el autobús cruza los carriles, embiste un utilitario al que casi se lleva por delante con él al río y rompe la barandilla de seguridad del puente, cayendo todos hacia la muerte. El resto de las imágenes corresponden al rescate de los restos con policía, bomberos y demás infraestructura necesaria para reflotar el autobús preñado de víctimas del lecho del río.
Vas en un autobús, un día cualquiera a las diez de la mañana, pensando en el trabajo, en la familia, en lo que harás mañana… y no hay mañana. Por una estupidez.
De los involucrados en el accidente, solo el conductor del turismo que iba por uno de los carriles contrarios ha sobrevivido. Y no sería raro que el resto de su vida tuviera pesadillas con este momento y con la fracción de segundo que marcó la diferencia entre sobrevivir a los implicados o haberles acompañado al oscuro fondo del río Yang-Tsé.
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