Jugar al escondite puede resultar gracioso, o no. En este caso deberíamos de preguntarle al protagonista, pero como no va a ser capaz de hablar...
Ya lo has visto. El dueño de un pastor alemán le gasta la broma a su peludo compañero, escondiéndose detrás de un árbol y haciendo que el perro quede completamente desconcertado. Cuando el can se gira y ve que su dueño ya no está donde estaba, se queda parado, alucinado, mientras su mecanismo cerebral trata de encontrar una solución mental a la pregunta "¿dónde se ha metido mi amo?" o "¿cómo puede esfumarse así un humano?".
Su reacción sorprende por madura, por desarrollarse con unos tempos y una gestualidad que no difiere en nada a la manera en la que reaccionaríamos cualquiera de nosotros en una situación parecida. Todos hemos sido ese perro. Cuando estando con amigos en un festival y repentinamente les perdemos de vista. Cuando de pequeños nos distraíamos en el centro comercial y de repente no había padres a la vista. Cuando estamos de parloteo fuera de un bar con nuestros amigos y vamos hacia dentro pero de repente nadie nos sigue...
Para él, eres la base segura
Los humanos tendemos a desarrollar relaciones muy estrechas con nuestros animales domésticos. A menudo les tratamos casi como si fuesen nuestros propios hijos. Y ese vínculo afectivo, ese bonding, es recíproco.
En 2013 la doctora Lisa Horn y sus colegas de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena realizaron un estudio en el que analizaban ese vínculo desde el lado canino. Su conclusión fue que los perros presentan ciertos comportamientos similares a los de los niños humanos, en lo que se conoce como "efecto de base segura".
Básicamente, lo que este efecto viene a decir es que los perros, al igual que los niños, ven a sus dueños como una "base segura" en lo que se refiere a relacionarse con su entorno, dentro y fuera de sus casas.
Los investigadores estudiaron el comportamiento canino en tres escenarios distintos: el "dueño ausente", el "dueño silencioso" y el "dueño estimulador". Vieron que, cuando le planteaban una prueba con un premio de comida, los perros sólo se motivaban a realizarla si estaba el dueño presente, sin importar si era "silencioso" o "estimulador", y ese es un comportamiento muy similar al que tienen los niños con sus padres. El vídeo de arriba no es más que un buen ejemplo gráfico de esto. Perro busca a papá. Sabe que papá no puede estar muy lejos. Pasa unos segundos de apuro, vuelve sobre sus pasos, mira a un lado y a otro... “¡Aja! ¡Ahí estás!”.
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