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Artículo Esto es música para llenar estadios y, cuchilla en mano, para llenar bañeras Culture

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Esto es música para llenar estadios y, cuchilla en mano, para llenar bañeras

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La gran belleza según Yung Beef: llantos de nuevo rico.

víctor parkas

01 Febrero 2018 10:10

“Me da igual que robes, me da igual que vendas”, dice la intro de A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4, “pero, por tu mama, el alma no la vendas”. No es una declaración de intenciones: parece más bien ese tipo de nota que alguien, previo a un examen, se escribe en la palma de la mano. Sentencia de frigorífico, crucificada con la cola de un post-it. Recuérdalo. No te olvides.

Pase lo que pase, no olvides de dónde vienes.

En el trap, la realidad importa poco. O, por lo menos, importa menos que el storytelling. Atendiendo al universo creado por Yung Beef, un personaje cuyo arco dramático le ha llevado del “loco, no tengo ni tres eurillos” (A.D.R.O.M.I.C.F.M.S.) al “ponte las Balenciaga” (A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4), su última y recién estrenada mixtape funciona como un tratado nada desdeñable sobre movilidad social, sobre conservación de la pureza y sobre desfilar por pasarelas sin dejar, nuestros muertos, de ser calle.

A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4 inspira y expira esa tensión: es ostentoso, pero modesto; vacilón, pero depresivo. Yung Beef, por momentos, está exultante; en otras ocasiones, cabizbajo y derrotado. Sea cual sea el mood, el gesto siempre es de estrella: nadie es más chulo y agresivo que el Yung Beef de Shootin x Provation; nadie ha sido nunca tan vulnerable como Yung Beef en Brazy. Música para llenar estadios y, cuchilla en mano, también para llenar bañeras. Huele bien; a espíritu adolescente.

Es paradójico: la mixtape de trap más esperada del año encuentra algunos de sus puntos fuertes en temas de beat tan clásicos como Lonely o Effry, dos producciones de Steve Lean que remiten, respectivamente, a las baladas más emocionantes de 2Pac y Eminem; a Ghetto Gospel; a Like Toy Soldiers.

Rosas Azules, producida también por Lean, se atreve incluso con el makineo melódico sublimado a través del AOR de gasolinera. Camela se morirían. De la puta envidia.

“Tú no has traficao”, canta Beef, “tú eres un raper de SoundCloud”. En A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4 hay ansia por defender la corona, reafirmarse, marcar terreno. Y, todo ello, sin que el perreo pare. En ese sentido, Infierno es paradigmática: un reguetón pluscuamperfecto, perlado en sudor, de líneas sencillas y bajos contundentes. Antes de que te recuperes de él, entra el noise de Rosalía, una oda muy poco ortodoxa a la cantante de flamenco.

Pese a los alardes —“siempre criminal, puta, yo no prescribo”—, el quejío reina en A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4. La ansiedad y el desazón se imponen, como si nos encontrásemos ante un trasunto trap de La Gran Belleza. Eso es A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4: la (gran) belleza según Yung Beef. Llanto de nuevo rico. Quizás no gestione la excelencia del modo en que lo hacía A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 2, pero sí continúa ejerciendo movimientos sorpresa, probaturas osadas, y desvíos hacia caminos por asfaltar.

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