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Brays Efe: “Ningún maricón debería casarse porque eso es una cosa antigua”

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Damià Haro
 

Bullying, gordura, sexualidad y etiquetas. Hablamos con el protagonista de 'Paquita Salas'

Rubén Serrano

12 Junio 2018 12:19

Brays Efe es una de esas personas que vive alejado de las etiquetas y de las convenciones sociales porque, básicamente, las ha destruido todas. “Agradar y querer ser todos iguales es una cosa muy antigua del siglo XX. La gente está harta de ver personas iguales todo el tiempo. Quieren ver caras únicas, voces únicas y cuerpo únicos”, apunta con rotundidad. Brays no se equivoca: en cierta forma, salirse de la norma y ser tan “única” ha ayudado a que Paquita Salas, el meteórico personaje que ha creado, se haya ganado las simpatías del público.

Este actor gallego nacido en Canarias está en boca de todos gracias a la carismática representante de actores a la que da vida en la serie cuya segunda temporada aterriza en Netflix el 29 de junio. Brays es Paquita Salas y, en cierta forma, Paquita también es Brays y si por algo destacan ambos es por hacer de la diferencia la clave de su éxito, algo que el actor ha dejado claro en nuestro encuentro en el ARN Business & Culture Pride.

La que fuera una de las mánagers más reputadas de los años 90 no es lo que llamaríamos una triunfadora pero, sin embargo, sí que es una luchadora. “Paquita nunca se rinde y, de hecho, no tiene mucho discurso detrás de no rendirse. Ella sigue intentándolo sin ser consciente de su patetismo. Nosotros nos cortamos a la hora de decir las cosas y Paquita pocas veces se queda con la palabra en la boca. Se queda satisfecha con lo que ha dicho, aunque la cague”, explica Efe.

Separar a Brays de Paquita es a veces una ardua tarea, tanto es así que muchos se sorprenden cuando descubren que detrás de esta señora con peinado de Terelu Campos se esconde un hombre con barba. “Paquita es creíble porque yo no interpreto a una mujer, es decir, yo no estoy pensando en hacer de mujer. Sería ridículo que yo pensara en cómo es una mujer. Nunca nadie empezaría a construir un personaje por lo que le diferencia de él”, apunta el actor.

El éxito de esta webserie, que ya cuenta hasta con un crossover con los chicos de Stranger Things, se debe al mensaje de realidad que lleva intrínseco, repunta el ganador de un premio Feroz : “Cuando Paquita fracasa yo le pongo todos los fracasos que he tenido y cuando está triste, le pongo toda mi tristeza.Tiene una edad distinta a la mía y eso hace que haya cosas que yo digo que ella no puede decir, cosas que yo sé que ella no puede saber y cosas que yo no sé y que ella sabe”.

La joven estrella de la ficción española es consciente de que, si Paquita Salas se hubiese emitido en abierto en una cadena de televisión como Antena 3 o Telecinco, no habría tenido la misma libertad que ha tenido en Flooxer, la plataforma digital donde se estrenó. Del mismo modo, a Efe no le preocupa que le encasillen o que le tomen menos en serio por transformarse en la representante de Macarena García o Lidia San José, ya que Paquita es la mayor expresión de toda su capacidad creativa. “Yo he estado en la creación del personaje. El personaje es mío. Dudo mucho que ninguna serie o película española me hubiese escrito un papel con tanta profundidad como el de Paquita. De hecho, para interpretar a alguien con profundidad he tenido que hacer de una señora de 50 años”, manifiesta.

Como creador, la reciente ola represiva que ha sufrido la cultura española no le ha pasado desapercibida. El secuestro de Fariña le parece “absurdo” y el caso Valtonyc, “indecente”: “Me da vergüenza como español. No entiendo que una persona pueda ir a la cárcel por cantar una canción. La gente puede decir lo que quiera, las palabras son palabras”.

Esto va a ser polémico pero a mí me pueden llamar maricón y no pasa nada. Prefiero que no me lo llamen y ojalá lleguemos al punto en que nadie llame maricón a nadie como insulto, pero llamarme maricón con las cosas que pasan en el mundo pues ya ves tú. Me puede parecer deplorable lo que diga una persona pero tiene todo el derecho a decirlo porque eso es libertad de expresión. Se pueden tener ideas que a mí no me gusten”, sentencia el actor.

Tras su adolescencia y su paso por las aulas, Brays Efe se volvió impermeable ante los dictámenes de los demás, algo que demuestra en su seguridad e implacabilidad con la que se expresa. “A mi me hicieron bastante bullying en el colegio y en el instituto y tuve que desarrollar mucha personalidad, entonces hay cosas que me dan igual. Que me insulten por Twitter no me puede importar menos”, aclara.

Las palabras “gordo maricón” lo han acompañado como una sombra constante y, de vez en cuando, vuelven a aparecer en algún comentario hater por las redes sociales. ¿Qué hay que hacer ante esto? “A toda esta dialéctica del insulto hay que restarle importancia”, explica; y matiza que aunque “nadie debería llamar nada a otra persona, a la vez todas las cosas que te llamen debes asumirlas y que formen parte de ti” para restarles importancia y usarlas como arma. “Es una dualidad bastante fuerte: hay que hacer que las etiquetas no te definan pero también hay que luchar para que no existan. La sociedad necesita ser más diversa”, aclara.

Sobre las burlas y la discriminación que ha sufrido por su imagen, Efe lo tiene claro: “En todas partes hay tantos rechazos a tantos niveles que hablar de uno solo… Tengo pocas etiquetas en la cabeza. A mí ser gordo me gusta, me encanta, me da igual; veo sexy la gordura. No me comparo. En los momentos en los que lo paso mal es cuando no me cabe ropa o tengo que ir a unos premios y no puedo ir de Loewe”.

Efe no entiende que la apariencia sea un factor tan determinante e influyente en nuestras relaciones sexuales o amorosas. “Me pueden atraer tantas cosas – comenta – que no entiendo como a la gente le atrae solo una. Cuando veo a alguien que solo le atrae una persona muy concreta, como ‘solo me gustan con barbas’ o ‘solo altos’, pienso ‘uy pobrecito, cuántos complejos’”.

Hablando de Orgullo LGTB+, Brays parte de la base de que en cada país hay unas reivindicaciones diferentes dependiendo de los derechos que se tengan que conseguir. “Por ejemplo, hay países en los que hay que luchar mucho porque exista la ley del matrimonio homosexual y, en los países en los que exista esa ley, ningún maricón debería casarse porque es una cosa antigua”, reflexiona. El actor cuestiona que el matrimonio gay sirva para hacer “que los homosexuales formen parte” del sistema y contraataca: “¿De verdad la lucha LGTB+ es que la diferencia no sea celebrada, sino que termine introducida en una caja como todo lo demás?”.

Brays Efe también saca una lanza a favor de las personas trans para acabar con el acoso y los prejuicios a los que la sociedad las somete. “Si hemos asumido que el género no está en los genitales, hay que rebajar esa presión por las operaciones y la obsesión por la hormonación”, argumenta. ¿Quieres decir que una mujer es una mujer y que un hombre es un hombre independientemente de los órganos sexuales que tenga y si se identifica como tal?, le pregunto para aclarar. “Sí exacto”, asiente.

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