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Artículo La actriz porno Stormy Daniels admitió su affaire con Trump en una entrevista de 2011 Culture

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La actriz porno Stormy Daniels admitió su affaire con Trump en una entrevista de 2011

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Hasta ahora, ambas partes lo habían negado

E.M.C.

18 Enero 2018 13:55

En una entrevista de 2011 pero publicada ayer, la actriz pornográfica Stephanie Clifford admite que tuvo un affaire con Donald Trump. Ello contradice la versión dada por el equipo legal del presidente la pasada semana, quienes negaron que hubiese existido tal relación.

En la entrevista, Clifford, conocida en la industria del porno como Stormy Daniels, declara que Trump le fue infiel a Melania con ella poco después de dar a luz con su hijo, que la comparó de forma creepy con su hija, que el sexo con él fue de lo más convencional y que le prometió apariciones televisivas que nunca llegaron a cumplirse.

Pero vayamos por pasos.

El escándalo saltó a los titulares la semana pasada, cuando el Wall Street Journal publicó que el presidente había pagado a Clifford 130.000 dólares para que no soltase prenda sobre un affair que supuestamente habían tenido tiempo atrás. Ambas partes negaron que este acuerdo económico hubiese tenido lugar.

Con el panorama caldeado, la revista In Touch ha desempolvado una entrevista que Clifford les había concedido en 2011 hablando de su aventura con Trump.

La aventura entre Clifford y Trump tuvo lugar — supuestamente — en Nevada en julio de 2006 durante un campeonato de golf. La productora para la que Clifford trabajaba era una de las patrocinadoras del evento. Por cosas de la vida, la actriz acabó en un carrito de golf junto al magnate, que por aquel entonces estaba presentando la quinta temporada de su reality show The Apprentice.

Trump le pidió su número y la invitó a cenar a su habitación de hotel. La recibió en pijama. Le dijo que era “guapa e inteligente como su hija”.En un momento ella fue al baño y, al salir, él estaba sentado al borde de la cama. “Ven aquí”, le dijo. “Uf, allá vamos”, pensó ella, y empezaron a besarse.

El sexo fue aburrido. “Era una posición, lo que esperarías que hiciera un hombre de su edad, nada loco”, explicó en la entrevista. “Fue sexo genérico de manual”. Mientras lo hacían ella, dice, no podía parar de pensar: “Espero que no piense que soy una puta”. Su amigo Randy Spears, que también habló con In Touch en 2011, lo confirmó: “Dijo que fue bastante aburrido”.


Cuando terminaron él evitó hablar de su mujer. “Me dijo, ‘Oh, no te preocupes por ella’”, dice. Melania había dado a luz a Barron, el menor de sus hijos, apenas unos meses antes.

Clifford dice que Trump andaba tan colgado por ella que sentía que “podría moverlo como una marioneta”. Dice que parecía estar “deslumbrado”. En aquella época hablaban mucho. Clifford dice que tenían “muy buen rollo”. Él siempre le cogía el teléfono y, si no lo hacía, le devolvía la llamada en menos de 10 minutos. Trump le seguía prometiendo que le conseguiría un papel en The Apprentice.



En julio de 2007 volvieron a verse en un hotel de Beverly Hills. Él, obviamente, volvió a entrarle, y aprovechó el momento para confesarle que no podría enchufarla en su reality. “No paraba de acariciar mi pelo, mi hombro y besarme el cuello”, dijo a In Touch la actriz. “Y me preguntó, ‘Bueno, ¿te puedes quedar?”.

Clifford le dijo que no y se largó. Después que aquello la frecuencia de sus llamadas fue descendiendo hasta que la comunicación se perdió por completo a finales de 2009 o principios de 2010.

Trump es un cretino. Un cretino que ha llegado a presidente de los Estado Unidos y al que todos observamos con lupa para poder señalar cada unos de sus resbalones y poder reafirmarnos permanentemente en que la manía que le tenemos está justificadísima y que una persona así nunca debería haber llegado a presidir los Estado Unidos.

El problema es que, en esta obcecación por desacreditarle demostrando lo cretino que es, parece que todos (medios inclusive) llegamos a prestar más atención a sus cagadas en Twitter, su relación con Melania y a las bromas referentes al tamaño de sus manos y los gestos raros que hace al beber agua que a las políticas que desde la Casa Blanca se están implantando durante su presidencia.

Puede que, tratando de desacreditar a Trump, estemos poniendo la vista en las cosas más superficiales y dando la espalda a lo que realmente importa, dejando que él y los suyos hagan y deshagan a su antojo mientras nosotros nos reímos de su peluquín y comentamos chascarrillos como el de este artículo.

Puede, en definitiva, que, sin quererlo, le estemos haciendo un favor.

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