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Artículo Todo el mundo adora a Timothée Chalamet, pero él no quiere ser una estrella fugaz Culture

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Todo el mundo adora a Timothée Chalamet, pero él no quiere ser una estrella fugaz

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Tiene todas las papeletas para reinar en Hollywood. Así es como lo ha logrado

Rubén Serrano

15 Marzo 2018 13:14

Seis semanas antes de iniciar el rodaje de Call Me By Your Name, la cinta que lo convertiría en el intérprete más joven nominado al Oscar en 79 años, Timothée Chalamet se instaló en Crema, un pequeño municipio situado a 45 kilómetros de Milán. Ahí tomó clases de italiano, piano y guitarra para su papel. Cuando Armie Hammer -su objeto de deseo en la ficción- llegó a la ciudad, el neoyorkino ya era un chico más de la población.

Si Chalamet presume de ser metódico en su trabajo es porque de verdad quiere dejar huella en Hollywood. Tras su magistral interpretación de Elio en la película de Luca Guadagnino, todas las publicaciones lo quieren en su portada, los grandes directores se lo rifan y cuenta con legiones de fans a sus espaldas. Pero él trabaja para que el actual “momento Chalamet” sea algo fugaz ni pasajero. El propio Guadagnino, se quedó seducido por su entrega y total implicación cuando lo conoció: “Quiere ser un gran actor. Tiene consciencia sobre sí mismo, pero sin ser narcisista, y a la vez tiene la ambición necesaria para asegurarse de que su arte brilla en la pantalla”.

Nacido en Nueva York de padre francés y madre americana, dejó sus estudios en la universidad de Columbia a los 19 años para centrarse en su carrera cinematográfica, Ese era el único barrio el que un actor principiante como él podía permitirse un alquiler.

Chalamet confió en que el estreno de Interstellar (2014), cinta en la que encarnaba al hijo de Matthew McConaughey, le lanzaría al estrellato. Pero no fue así y se quedó sin dinero. Eso le trajo ansiedad. Tal y como confiesa a GQ, no era capaz de ver aquellas películas que le habían rechazado. Ni siquiera se atrevía a leer guiones de proyectos para los que no había hecho audiciones por si descubría un gran papel para un chico de su edad. “Yo quería estar en esas películas”. Por aquel entonces desconocía que tres años después lo conseguiría.

Timothée Chalamet para GQ.

Hasta alcanzar la cima, Chalamet ha tenido que escalar poco a poco. Primero tuvo que aparecer en varios anuncios, hasta que con 16 años logró fichar por Homeland. Sus aptitudes delante de la cámara las desarrolló en la prestigiosa escuela de artes y música LaGuardia, que inspiró la película Fama y por la que pasaron Robert de Niro, Jennifer Aniston o Liza Minelli.

Por internet circula un vídeo de un Chalamet adolescente, con gorra y maneras urbanas rapeando sobre estadísticas y matemáticas. Lil Timmy Tim lo llamaban. Años después, el ya no tan pequeño Timmy todavía sigue siendo un apasionado del rap. De hecho, además de tuitear rimas de Frank Ocean, ha confesado que tanto Ocean como Kid Cudi o Lil B le han ayudado a conectar con su parte más íntima para dar vida a Elio.

Esta pasión por las artes se la debe a la parte materna de su familia: su madre Nicole Flender fue bailarina en Broadway, su hermana Pauline es actriz, su tía Amy Lippman es productora de series como Masters of sex y su abuelo Harold Flender fue guionista. A ellos les debe indudablemente haber nacido con los pies sobre Hollywood y también su ascendencia judía, algo que comparte con el personaje de Call me by your name. De su padre, que trabajó como editor de UNICEF, dice, le viene su empatía y su capacidad para escuchar.

Lo que cautiva de Chalamet es que se deja ver tal y como es. Más que inocencia, el neoyorkino irradia naturalidad mientras lo vive todo a pleno pulmón. El mismo Timothée es capaz de reírse tras caerse de espaldas de una silla delante de decenas de periodistas, agradecer en cada discurso a todos los que le han dado una oportunidad y anunciar que donará el sueldo que ha ganado en la última película de Woody Allen, tras la reaparición de las acusaciones de abuso sexual a su hija adoptiva.

Al igual que Jennifer Lawrence, Daisy Ridley o John Boyega, Timmy forma parte de una nueva oleada de jóvenes talentos que abanderan la diversidad, el compromiso y el carisma que el público actual está pidiendo a gritos. Ya lo dijo Greta Gerwig, quien dirigió a Chalamet en Lady Bird: “[Timohtée] es Christian Bale, Daniel Day-Lewis y Leonardo DiCaprio; un rompecorazones pero también un pura sangre actuando”.

Timothée Chalamet para GQ.

Fan enfermizo del baloncesto y de los Knicks, posee una facilidad innata para transmitir sentimientos. “Timmy” – cuenta Armie Hammer en GQ – “es sin duda el ser humano más emocionalmente accesible que me he cruzado en la vida. Le dices algo y puedes ver en su rostro como está procesando sus pensamientos”. Esta capacidad de introspección y de rebuscar en lo más hondo de uno mismo es lo que buscaba Guadagnino para Call Me By Your Name: un actor capaz de convertir un monólogo interior como el libro homónimo de André Aciman en un viaje de inseguridad y deseo, pasión y dolor, rabia y lujuria, pero también de felicidad, rechazo y lascivia.

Todo ello cristaliza en el ya clásico último plano de Call Me By Your Name. Es difícil imaginar que alguien de tan corta edad y con tan poca experiencia pueda sacar adelante en solitario una escena como esa para cerrar una película y sumir a los espectadores en el mismo trance en el que él se encuentra.

“Tengo miedo de no ser capaz de repetir todo esto”, explica Chalamet. El joven Timmy no quiere ser intrascendente ni quiere ser un one hit wonder . Pero, aunque tire de prudencia, en el fondo sabe que el “momento Chalamet” es solo el inicio.

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