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Las mentiras del FBI que llevaron a la actriz Jean Seberg al suicidio

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Jean Seberg en el set de \'Al final de la escapada\'. Photo: mptvimages.com
 

Fue la actriz icono de la 'Nouvelle Vague', pero su vida estuvo marcada por la tragedia. La historia de amor que la llevó a la muerte llega ahora a las pantallas

PlayGround

23 Agosto 2019 20:49

El 30 de agosto 1979, el cuerpo de Jean Seberg fue encontrado sin vida en el asiento trasero de su Renault 5, no muy lejos de su piso en París. La causa oficial de la muerte fue suicidio por ingesta masiva de barbitúricos y alcohol. A día de hoy su muerte sigue despertando interrogantes -y rumores de asesinato-. Pero de lo que no hay duda es que el FBI jugó un importante papel en ella.

Una semana después del hallazgo del cuerpo, la policía federal norteamericana reconoció que una década antes había difamado a la actriz a raíz de su relación amorosa con un miembro de los Panteras Negras. Romain Gary, su exmarido, declaró entonces que las calumnias propagadas por el FBI habían destruido la vida de su exesposa.

Este trágico episodio en la vida de la que fuera icono de la Nouvelle Vague quedará retratado en Seberg, un thriller dirigido por Benedict Andrews y protagonizado por Kristen Stewart en el papel de Seberg. La película se estrenará el próximo 30 de agosto en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

“A pesar de todas las cosas trágicas y horribles por las que pasó, es innegable que fue muy incomprendida. Solemos tratar a las celebridades como modelos de conducta, y que la gente se fijara en ella y viera cosas que no eran reales, sino proyecciones, fue lo que la destruyó”. Así analizaba Stewart la figura de Seberg en una reciente pieza de Vanity Fair.

Jean Seberg durante el rodaje de ‘Bonjour Tristesse’, 1957 © 1978 Bob Willoughby
Jean Seberg durante el rodaje de ‘Bonjour Tristesse’, 1957 © 1978 Bob Willoughby

Nacida en Iowa en 1938, nieta de inmigrantes suecos, Jean Seberg fue una chica normal hasta que Otto Preminger la eligió para protagonizar Juana de Arco con apenas 17 años. Su magnética interpretación trascendió la mediocridad de la película, y Preminger volvió a contar con ella para su adaptación cinematográfica de la novela Bonjour Tristesse (1958). Pero fue su papel en À bout de souffle (1959) de Jean-Luc Godard la que la convirtió en uno de los iconos del cine y de estilo del siglo XX.

Jean Seberg y Jean Paul Belmondo en una escena de ‘A bout de souffle’ , 1959. Imperia/**I.V.
Jean Seberg y Jean Paul Belmondo en una escena de ‘A bout de souffle’ , 1959. Imperia/**I.V.

Antes de ser actriz Seberg ya era activista. Con 14 años se enroló en la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP en sus siglas en inglés), que luchaba por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos.

Su conciencia política y social no se apaciguó al convertirse en estrella de cine. A finales de los años sesenta entró en contacto con los Panteras Negras. Fue así como conoció a Hakim Jamal, primo de Malcolm X y uno de los dirigentes del movimiento. A pesar de que seguía casada con el escritor y diplomático Romain Gary, Seberg inició un romance con Jamal que duraría dos años, período en el que hizo generosas donaciones al partido.

En la América posmacartista, que una estrella de Hollywood tuviera ideas cercanas a la extrema izquierda y apoyara a grupos revolucionarios era un peligro para la política y la sociedad norteamericana de la época. Y J. Edgar Hoover, el infame director del FBI, no iba a tolerarlo.

El FBI decidió torpedear la relación de Seberg con los Panteras Negras con una campaña de desprestigio en la prensa. En 1970, aprovechando que la actriz había quedado embarazada por segunda vez, el FBI difundió el falso rumor de que el hijo que esperaba Seberg era de uno de sus amantes en los Panteras Negras. Para ello utilizó una columna en la revista Newsweek escrita por la temida cronista de cotilleos Heda Hooper.

Aunque ella lo negó y su marido denunció a la cabecera -ganando el juicio, por cierto-, no sirvió de nada. El acoso del FBI tuvo consecuencias nefastas en Seberg, que por entonces se encontraba en su séptimo mes de embarazo. A consecuencia de la presión mediática acabó dando luz a la niña que esperaba de forma prematura. El bebé murió dos días después de nacer. Su piel era blanca.

Aquel incidente marcó el resto de su vida.

La vigilancia del FBI, que llegó a seguirla por la calle y pinchar su teléfono, acentuó los problemas psicológicos que sufría desde joven. Su paranoia e inseguridad crecieron al mismo tiempo que decayeron las ofertas de los directores. En los dos primeros aniversarios del nacimiento de la niña intentó quitarse la vida, según confesaría Gary años después.

Seberg acabaría poniendo fin a su vida poco después de cumplir los 40 años. Su rostro seguía emanando la luz angelical que la había convertido en un mito del cine. Pero su alma ya no había podido salir del pozo de oscuridad en el que la sumió la tragedia y la injusticia.


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