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Artículo 'Genderbende', o cuando no eres ni hombre ni mujer sino un poco de los dos Culture

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'Genderbende', o cuando no eres ni hombre ni mujer sino un poco de los dos

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Así es vivir al margen del género binario

Rubén Serrano

14 Junio 2018 10:42

La mayor parte de las veces que Selm Wenselaers sale a la calle, ya sea para comprar el pan o subir al tren, tiene que soportar las miradas inquisitivas de la gente. Analizan su pelo largo, las facciones de su cara y hasta su voz grave. "Pero, ¿es un chico o es una chica?", se preguntan para sus adentros mientras no le quitan los ojos de encima. Selm se considera a así mismo como género fluido, es decir que su identidad de género no se ciñe solo a los términos binarios de hombre o mujer sino que se encontraría en un lugar intermedio.

Selm cuenta su experiencia en el documental Genderbende, que se ha estrenado en Barcelona gracias al festival Fire!! de cine LGTB+. La pieza de la directora holandesa Sophie Dros indaga en las vidas de cinco jóvenes que construyen su yo rebelándose contra la norma cisgénero imperante en nuestra sociedad, es decir, cuando el sexo asignado al nacer coincide con el género. Todos ellos circulan entre lo masculino y lo femenino o sienten que son un poco de los dos géneros y ese hecho, a una parte de la sociedad, le crea rechazo y le supone una amenaza.

Muchos asocian automática y erróneamente ser género fluido con ser trans, cuando son dos identidades completamente diferentes. La confusión aparece por la forma de expresar el género. Hacerse la manicura, comprarse pelucas y llevar vestidos o atuendos pensados para la mujer hace que la gente le pregunte a Dennis Bijleveld, otro protagonista del documental, si en realidad es trans.

Bijleved empezó a cogerle ropa a su hermana cuando tenía solo cuatro años y de pequeño iba a clases de ballet, donde siempre le tocaba hacer el papel de chico dado que era el único varón del grupo. En seguida se dio cuenta de que quería hacer cosas asociadas socialmente a las chicas. Sin embargo, eso no significaba que quisiera ser una mujer físicamente para siempre. “Quiero ser un poco de los dos”, cuenta.

Selm Wenselaers / Genderbende

En la sociedad en la que vivimos, los chicos son azul y Action-Man y las chicas son rosa y Barbie y, por esta razón, nos resulta difícil de comprender que un hombre pueda identificarse con una mujer si tiene barba. Estas asociaciones sociales y culturales basadas en imágenes, estereotipos y colores coartan y frenan a la hora de entender otras realidades diferentes al hombre-mujer, algo que plantea Bijleved. Como él remarca, el género no es una cosa física que se pueda tocar o ver, sino “un estado mental”, algo inmaterial, invisible, metafísico.

Para quien tenga dudas, otra de las caras del documental, Lashawn Jordan, lo explica así: El aspecto biológico es hombre o mujer, una persona trans es alguien que transita de un género a otro y alguien gender fluid o genderqueer camina a lo largo de todo el espectro de género sin decantarse de forma inamovible y permanente por uno solo. Sin embargo, la definición de género fluido también crea conflicto a los propios implicados. “No me gusta el término porque parece que te puedas cambiar durante el día y no es así como yo lo siento”, explica Selm.

J / They

El leitmotiv del certamen Fire!! de este año son los niños y niñas LGTB+ y este debate sobre género e identidad también se ha trasladado hacia los menores a través de la cinta They. El largometraje estadounidense cuenta la historia de J, que toma bloqueadores para posponer la pubertad mientras explora en qué parte del espectro se encuentra. Cuando le preguntan sobre qué es o si se siente chico o chica, responde: “A veces chico, otras chica, a veces no lo sé. No sé qué soy”. Ha dado en el clavo: Quizá J sea todo y nada a la vez.

Seguramente J también sufra las consecuencias de un sistema basado en etiquetas y cajas donde todos aquellos que no se conforman con el binarismo pagan las consecuencias. Para empezar, muchos países no reconocen el género fluido o no binario de forma oficial - hace tan solo unas semanas Holanda legalizaba el género neutro, también llamado tercer sexo. Del mismo modo, J también será víctima del estigma de un lenguaje que funciona a base de pronombres, adjetivos y sustantivos masculinos y femeninos.

El género se expande por un terreno amplio y, al ponerle cercas para reducirlo a hombre o a mujer, impedimos que sea más abierto, más diverso y menos concreto; en definitiva, más fluido. Como les sucede a los protagonistas de Genderbende, es agotador tener que dar explicaciones y soportar juicios sobre por qué se ponen una falda si son chicos o por qué llevan el pelo rapado si son chicas. A un sector de la sociedad el género binario les oprime por el mero hecho de tener que estar en un lado u en otro de la balanza. Al igual que J, Selm, Jordan o Dennis, si todos viéramos el género como algo fluido, quizá nos expresaríamos con mayor libertad.

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