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Artículo No hay debate: 'La favorita' será la película más cruel de 2019 Culture

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No hay debate: 'La favorita' será la película más cruel de 2019

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El director de 'Canino' vuelve a los cines el 18 de enero con un film irónico, duro y divertido sobre las luchas de poder en la corte inglesa del s. XVIII con el que dinamita todas las convenciones del "cine de tacitas"

Eudald Espluga

28 Diciembre 2018 13:20

Es habitual definir la crueldad como el deleite en el sufrimiento de los demás: no solamente falta de compasión o empatía, sino un disfrute sincero en el padecimiento de los demás. Se trata de una experiencia límite, que nos cuesta subsumir como un atributo enteramente humano, y que tratamos como una patología: una persona cruel es menos "persona", pues asumimos que tiene que haber algo torcido dentro de ella. Nos negamos a aceptar la gratuidad y el placer que radica en el comportamiento dañino, y tratamos de encontrar motivos ulteriores que expliquen tal comportamiento: "quiere más poder", "quiere más dinero", "quiere mayor fama".

Este es precisamente el juego macabra al que nos somete Yorgos Lanthimos en su última película, 'La favorita', ya que durante todo el film tratamos de explicar lo inexplicable: la crueldad radical. El director griego, que ya ha explorado otras situaciones límite en el pasado con películas como 'Canino' o 'Lobster', nos abandona en un nuevo laberinto psicosocial, aunque esta vez no recurre a ningún escenario distópico para enfatizar su mensaje. Por el contrario, echa la vista atrás y aprovecha las convenciones del "cine de tacitas" para presentar una película de época, ambientada en la corte inglesa del s. XVIII, y ahondar así en un estudio -siempre irónico- de las pasiones humanas.

La propuesta es aparentemente simple: Abigail (interpretada por Emma Stone) es una criada que proviene de buena familia, y que una vez llegada a la corte, aspira a recuperar su antigua buena posición social. Para ello tiene que desafiar a su prima Lady Sarah (Rachel Weisz), que tiene el favor de la reina Anne (Olivia Colman), y se ha convertido en la persona más influyente del reino, ya que no solo maneja a la reina, sino también al parlamento y al ejército -su marido es el duque de Marlborough, el general que lidera la guerra abierta contra los franceses-.

Lanthimos trama los hilos para que los espectadores reconozcamos la trama: el ansia de poder, los celos, las conspiraciones, el miedo a la soledad y las traiciones. Sin embargo, estos elementos más o menos familiares van desconstruyéndose lentamente. Las decisiones formales que toma el director griego (planos muy cortos, uso del ojo de pez, planos inverosímiles, distintos estilos de montaje según la escena) contribuyen a una creciente sensación de extrañamiento.

Si al principio del film parece que las excentricidades de los personajes están minuciosamente dispuestas para exagerar y deformar una trama de lo más convencional -hay momentos en los que 'La favorita' parece una astracanada- con el paso de los minutos descubrimos que la película nos habla precisamente de la enfermiza moral de sus protagonistas, especialmente de Abigail. En vez de pasar de la incomprensión a la comprensión, de la crueldad gratuita al entendimiento de las motivaciones de la protagonista, realizamos el viaje inverso: todos los elementos que nos habían permitido empatizar con la protagonista -nos habíamos reído con sus respuestas afilada y su inteligencia estratégica, nos habían dolido los castigos físicos que le imponen una y otra vez- dejan de tener sentido y Lanthimos nos confronta con una secuencia tan enigmática como definitiva con la que cierra el film.

La película tiene muchas virtudes, en especial la actuación de las tres actrices protagonistas. No por casualidad, y a pesar de su dureza, 'La favorita' se perfila como una de las principales candidatas a los Oscars. Así lo avanzaba Carlos Loureda en 'Fotogramas', cuando pudo ver uno de los pocos pases que se hicieron en noviembre. Pero quizá la sutileza con la que Lanthimos aborda a los temas que han caracterizado su filmografía -temas que eran mucho más evidentes en 'Canino', 'Lobster' o 'El sacrificio de un ciervo sagrado'- sea lo más destacado de un film muy medido, en el que los momentos de comedia negra están compensados con pequeñas dosis de tragedia.

Por todo ello, resulta evidente que el director griego no se lo juega todo en el último giro de guión, aunque esa última secuencia es la que marca la diferencia y nos obliga a un segundo visionado, ahora con una nueva pregunta sobre la mesa: ¿es 'La favorita' una comedia? ¿podemos reírnos de la crueldad? ¿podemos gozar nosotros también del sufrimiento de los demás, regodearnos en su miseria y su soledad?

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