Estamos presenciando algo insólito: el nacimiento de una estrella española a nivel mundial. La cantante catalana Rosalía anunció ayer que el 2 de noviembre lanzaría su esperado segundo álbum El mal querer y lo hizo literalmente a lo grande, en una de las pantallas publicitarias de Times Square en Nueva York.
La portada, que sigue la estética de sus singles, muestra a Rosalía con los brazos en cruz, con una paloma sobre su cabeza y jugando con la imaginería religiosa. De hecho, las redes han tardado poco en darse cuenta de los paralelismos de su look con los de vírgenes y santas.
Portada de 'El mal querer'. / Sony
Pocos artistas patrios, y tan jóvenes (Rosalía tiene 25 años), pueden presumir de haber visto su rostro en el cruce de la calle Broadway con la Séptima Avenida, pero eso no extraña nada en la catalana. Rosalía se ha convertido en una de las artistas revelaciones del año y en la voz del nuevo flamenco. El productor y cantante Pharell Williams ya cayó rendido a su talento hace meses. Después vino J Balvin, con quien canta Brillo, y posteriormente le han seguido Charli XCX, Dua Lipa, las Kardashian y hasta Pedro Almodóvar.
La cantante, que compartió en sus redes sociales el momento del anuncio, no pudo esconder la emoción: “Estoy en Times Square. No puedo creerlo. Se ha anunciado ya la salida de mi disco aquí en un billboard. Es un sueño esto”.
El álbum viene precedido por los cortes Malamente y Pienso en tu mirá, que han encandilado a medio mundo por un sonido que combina tradición con modernidad, trap con bulerías. En una clara apuesta por conquistar el mercado global, Rosalía actuó la semana pasada en una sesión acústica de los Grammy Latino, antes de participar en la gala que se celebra el próximo 20 de septiembre.
El álbum, producido por el canario El Guincho, está destinado a copar todas las listas de ventas y a desatar críticas y halagos entre público y expertos. Guste o no, Rosalía ha conseguido algo que nunca nadie le podrá quitar: acercar el flamenco a los jóvenes y reinventar un sonido que muchos consideraban ajeno y encorsetado.
Como decía la periodista Silvia Cruz en Vanity Fair, parece que estamos ante un fenómeno digno de Madonna.
En resumen, tra, tra.