PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo 6 situaciones de abuso con el móvil que quizá te resulten familiares Do

Do

6 situaciones de abuso con el móvil que quizá te resulten familiares

H

 

¿Es amor? ¿Es posesión, acoso o control? A veces no está tan claro

Alba Muñoz

07 Junio 2017 06:00

Sara: —¿Por qué pones comentarios raros en Instagram?

Jero: — ¿Comenarios raros? Pero si es de broma.

S: — No me gusta que hagas eso. 

J: — ¿Ya estás otra vez con la paranoia?

S: —No es una paranoia. Lo estás haciendo.

J: — Sólo te digo que te quiero en público. ¿Te doy vergüenza?

S: — No es eso.

J: — ¿Y qué es?

¿Es amor?, ¿es posesión, acoso o control? A veces no está tan claro. Mientras estamos inmersos en una relación amorosa, es difícil saber ver cuándo empezamos a comportarnos de una forma "rara" con nuestra pareja, o cuándo el otro está empezando a hacernos sentir mal.

El amor no es ciego, sino una estancia poco iluminada en la que sonreímos a tientas, mientras palpamos las paredes y la piel del otro. En esa estancia, a menudo nos cuesta ver lo que está pasando a nuestro alrededor. A veces ni siquiera nos importa: si nos quedamos solos en la oscuridad, siempre tenemos a mano la linterna, el teléfono móvil. 

Allí está él o ella, en tiempo real. Hablamos por chat, le mandamos una foto y nos devuelve un mensaje de audio que nos acaricia el oído. Allí está él o ella interactuando con los demás. Podemos presenciarlo. Y allí están los demás opinando sobre nuestra relación, aplaudiéndola o manteniendo el silencio.

Un día, él o ella tarda en contestar. O no contesta. ¿Qué ocurre entonces?

¿Qué sentimos cuando notamos que la mirada de nuestra pareja se posa sobre la pantalla mientras mantenemos una conversación por Whatsapp?


Los teléfonos móviles están transformado las relaciones íntimas —ya posibles a distancia y en tiempo real—, pero también han generado un montón de emociones nuevas, de problemas nuevos, inseguridades y dinámicas agotadoras.

Y si hay un colectivo que de verdad está experimentando el enamoramiento digital son los adolescentes.

En este momento de sus vidas, el amor es una emoción descomunal, acaparadora, y los amigos cobran la importancia de una familia. Por otro lado, el móvil es una centralita vital en todos los sentidos de la palabra; con el smartphone lo gestionan todo, desde el ocio hasta la propia identidad. En el móvil se reúnen, quedan, flirtean y se dejan.


El 85% de los adolescentes en una relación romántica esperan saber algo de su pareja, al menos una vez al día —si no más a menudo— a través del móvil



Pues bien, son los propios jóvenes los que, a través de diversos estudios y encuestas, están señalando los efectos dañinos de la inmediatez, de la exposición y del contacto permanente. Los adolescentes están empezando a arrojar luz sobre la linterna. 

Entre 2014 y 2015, el centro de investigaciones Pew Research Center realizó un estudio a gran escala en Estados Unidos para conocer las prácticas románticas digitales de jóvenes de entre 13 y 17 años. La investigación duró seis meses y participaron 1.060 chicos y chicas. 

Estos son algunos de los datos más sorprendentes que se extrajeron:

1. Internet es para el flirteo

A pesar de que un 57% de los jóvenes han iniciado amistades gracias a internet, sólo un 24% han tenido citas con alguien que han conocido inicialmente en la red.

Sin embargo, un 50% de estos adolescentes han utilizado las redes sociales indicar que se sienten atraídos por alguien. De todos aquellos con experiencias amorosas previas, el 63% han mandado mensajes a la persona que les interesa, y el 23% fotos o vídeos con afán de seducir.

2. Si eres chica, es más probable que te sientas incómoda

El Pew Research Center indica que a las más jóvenes les ocurre lo mismo que a las mujeres adultas: suelen estar sujetas a un acoso online más frecuente e intenso que los hombres. 

Según el estudio, las adolescentes son más propensas que los chicos a experimentar un "coqueteo incómodo" en las redes sociales. Un 35% de las encuestadas han tenido que bloquear o cancelar la amistad con alguien que estaba intentando ligar con ellas, una cifra que dobla la de los chicos (un 16% sintieron la necesidad de dar este paso).

3. Más cerca y más celos

La mayoría de los encuestados (59%) perciben las redes sociales como una herramienta positiva que les permite sentirse más conectados con los acontecimientos cotidianos de la vida de sus seres queridos, compartir conexiones emocionales y dejar que su pareja sepa que les importa. Un 47% utilizan la red para demostrar cuánto se preocupan por su pareja.

Al mismo tiempo, las redes sociales les generan celos o a una incertidumbre más o menos constante sobre la estabilidad de su relación. El 85% de los adolescentes en una relación romántica esperan saber algo de su pareja, al menos una vez al día —si no más a menudo— a través del móvil.

4. Amor aprobado, amor detestado

Un 71% de las chicas con experiencias románticas previas utiliza las redes sociales como una forma de validar las relaciones de los demás, sobre todo a través de comentarios y de likes. Un 57% de chicos también actúan así.

Sin embargo, un porcentaje muy elevado de adolescentes se muestran molestos por la naturaleza pública de su intimidad. Un 69% de los usuarios de redes sociales menores de edad coinciden en que demasiadas personas pueden ver lo que está sucediendo en su relación.

5. Control y violencia digital

Si hay algo que parece evidente tras observar los datos de esta macroencuesta, y de otras, como la que realizó en 2013 el Urban Institute's Justice Policy Center entre 5,647 jóvenes estadounidenses, es que los teléfonos móviles son una extensión de nuestros cuerpos, y por tanto, también son reflejo del acoso, del control y de la violencia que podemos infringir y sufrir en un plano analógico.

Según este estudio de Urban, un 26% de los adolescentes asegura que sus parejas han abusado de ellos a través de redes sociales, correo electrónico y mensajes de texto. Hablan de humillación, y de cómo la red puede ser la mejor herramienta para dañar a alguien.

Hace poco The Guardian informaba  de que Facebook está inundado de "sextorsión" y porn revenge, chantajes y amenazas de difusión de fotos íntimas, habitualmente efectuados por una de las partes de una relación. Pues bien, en un solo mes Facebook tuvo que examinar 54.000 casos potenciales, y se detectaron al menos 33 menores de edad involucrados.

Según el Pew Research Center:

- Un 11% de los adolescentes han accedido al móvil o a la cuenta de su actual o anterior pareja.

- Un 10% han modificado o borrado el perfil de su pareja en alguna plataforma social.

- Un 10% han suplantado a su pareja en un mensaje de texto.

- Un 21% asegura que sus parejas actuales o pasadas han leído sus mensajes privados sin permiso.

- Un 31% informa que sus parejas actuales o pasadas comprueban una o más veces al día dónde están, con quién o qué están haciendo. 

- A un 13% les pidieron las contraseñas de sus cuentas de redes sociales y del mail.

- Un 22% ha sufrido insultos y vejaciones por parte de una pareja a través del móvil.

6. Maltrato con cara de enamorado

Muchas jóvenes no reconocen que están siendo maltratadas y muchos chicos no perciben que su actitud sea la de un maltratador o la de alguien que acosa. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida, a la inversa, y entre chicos y chicas gays, lesbianas y bisexuales.

 La psicóloga Silvia Monterrubio ponía un ejemplo claro en este reportaje de El Español:

"Cuando tu pareja va a buscarte por sorpresa al trabajo cada dos por tres, ¿es detallista o es que está controlándote? Cuando estás fuera y tu pareja te llama varias veces, ¿está preocupado por ti o está controlándote? Ese tipo de cosas pueden pasar desapercibidas y pueden confundirse con el llamado mito del amor romántico. Así que no, no es un arrebato ni un pico de ira, hay una relación de maltrato detrás, en la que ha habido violencia desde los inicios, aunque los demás no lo vean o no lo quieran ver".

Vistos todos estos datos, da la impresión de que los teléfonos móviles actúan como lente de aumento de nuestras emociones: son lupas que nos ayudan a paliar la distancia, pero también pueden hinchar nuestros actos hasta convertirlos en control.

Repasar el perfil de Instagram de nuestro ser amado —un simple scroll— puede reenamorarnos. El chat puede mantenernos en una nube picante o edulcorada durante todo el día.

Realmente, ¿llegamos a echarnos de menos?

Hablando por el móvil, ¿se producen más malos entendidos que hablando en persona? ¿Por qué?

¿Sentimos más necesidad de control del otro?

¿Alguna vez has tenido una mala experiencia en el amor digital? Cuéntanoslo en los comentarios.

share