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Food
Los nutricionistas estallan contra las medidas: "No es más que un poco de maquillaje sobre un montón de comida basura"
06 Febrero 2018 15:24
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Agencia Española de Consumida, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) presentaron ayer un proyecto que de entrada parece una genial noticia: gracias a un pacto con 500 empresas y distribuidoras, hacia 2020 se habrá reducido un 10% de media el contenido de azúcares añadidos, grasas y sal en más de 3.500 productos. Un pacto histórico para reducir el consumo de azúcares y grasas en España.
Pero en esta vida no se puede pasar un día sin leer la letra pequeña, que en este caso son las cifras, no de la nota de prensa que se ha presentado, sino del documento del “Plan de Colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020”: en la mayoría de los productos, la reducción no llega a un gramo y la adhesión a las medidas es voluntaria.
Aquí algunas cifras de la medida más polémica referente a la reducción de sal, azúcar y grasas:
-los aperitivos salados pasarán de 1,30g a 1,12g de sal
-las bebidas refrescantes de lima limón sin edulcorantes de 10,05g a 9,1g de azúcar
-bollos rellenos sin cobertura: de 23,5g a 22,3g de azúcar
-bollos sin relleno: de 17g a 16,2g de azúcar
-cruasán: de 12,4g a 11,8g de azúcar
-madalenas: de 29,5g a 28g de azúcar
-palomitas microondas: de 13g a 11,7g de grasas saturadas
-productos aperitivos fritos: de 13,8g a 12,4g de grasas saturadas
Muchos nutricionistas han manifestado en las redes la indignación con una medida que consideran de insuficiente e incluso de maquillaje.
La opinión de la dietista y nutricionista Jessica Gutiérrez del Pino, de @SNutritiva, es contundente contra este plan, que la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ha presentado como “una herramienta eficaz para luchar contra las tres enfermedades crónicas que más nos afectan (la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer) y la obesidad”:
“No basta con un 10% de reducción: no se nota y, por lo visto, no lo van a indicar en el etiquetado. Esto simplemente lo hacen porque se está atacando mucho a la industria alimentaria de bebidas y alimentos azucarados, se les está haciendo ‘pupita’ porque la población cada vez está más concienciada y con esto sólo quieren confundir al consumidor, hacerles ver que están de su parte. En realidad, este tipo de alimentos deberían estar desterrados o con una reducción total de sales y azúcares añadidos. Y, desde luego, no deberían ser productos accesibles a los pequeños, que son la población más vulnerable”, afirma Gutiérrez del Pino.
“Seguramente, esta reducción llevará consigo un trabajo importante de márketing para fomentar más el consumo, ya que con esta reducción quieren que se pueda considerar esta clase de alimentos como ‘más saludables’. Si realmente importase, se acordarían medidas de prevención mayores. Intentan manipularnos con este tipo de información, haciéndonos ver ‘que se preocupan’”.
Igual de escéptica se mostraba María Merino de @comiendo_maria citaba estos ejemplos en un podcast titulado ¿Preocupa realmente la salud de las personas? dedicado a la noticia:
“Creo que todo esto es postureo para que los políticos puedan decir que están haciendo planes en beneficio de la población para poder argumentar que han hecho algo en frente a este problema de salud. Y a la vez, para que la industria lave la imagen de esta comida que cada vez se está demostrando más que no es más que comida ultraprocesada que no nos aporta ningún tipo de beneficio. La industria gana y el gobierno gana”, afirmaba María Merino.
“Si de verdad quisieran solucionar algo o si les importara mínimamente la salud de las personas y no les importara que enfermeran y que hubiera ese gasto público, entonces regularían la publicidad que llega a niños, que se emite en horario infantil, en televisiones de dibujos o programas dirigidos al público infantil y no utilizarían el reclamo de dibujitos conocidos por los niños”.
Merino proponía medidas como la reducción del IVA en frutas y verduras envasadas o en conserva, la promoción de frutas como snack en el trabajo o en la escuela, la regulación de las máquinas de vending, la implementación de una asignatura de educación nutricional y del servicio de dietistas-nutricionistas en la Sanidad Pública. “Sería significante si redujéramos entre 10 y 15 gramos de azúcar”, concluía Merino.
Más reacciones de nutricionistas que se han posicionado en contra del Plan del Ministerio de Sanidad:
Y así es como @sanidadgob @DolorsMM va a combatir el 60% de sobrepeso&obesidad en adultos y el 40% en niños.
— Dietista enfurecida (@virginut) February 6, 2018
Hay veces que dudo seriamente de la frase: no expliques con maldad lo que puede explicar la ignorancia.
Estamos rodead@s de inútiles.#SanidadDesnutrida https://t.co/Ikh2H1Uq4i
¿Os cuento un chiste? Ahí va: "Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020" https://t.co/NYBFr6CFMv pic.twitter.com/VNxUExS1qj
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) February 6, 2018
Y si todo este "esfuerzo" lo utilizasen en promocinar fruta,verdura, legumbres,educación nutricional en escualas,DN en sanidad pública...?
— Joan Carles Montero (@joancamt) February 5, 2018
Los ultraprocesados con menos azúcar, grasa o sal siguen siendo productos insanos. https://t.co/QxqjSC3V5a
— Carlos Ríos (@nutri_rivers) February 5, 2018
Al final no es más que un poco de maquillaje sobre un montón de comida basura. Maquillaje que no mejorará la salud de nadie. Solo servirá para que los políticos de turno digan que han hecho algo, y para que la industria de comida ultraprocesada lave la imagen de sus productos
— Centinel (@centinel5051) February 5, 2018
Tampoco han sido bien recibidas las otras medidas del plan, que también propone que escuelas, hospitales y otros centros públicos se adhieran de forma voluntaria a ofrecer menús más sanos y controlar las máquinas de vending, así como se sugiere que en restauración se prime la oferta de leche baja en grasa y desnatada reduzca el contenido de los sobres monodosis de azúcar y sal, algo que en realidad depende de fabricantes.
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