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Lo que piensan 3 veganos de los ataques animalistas a esta carnicería

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"En noticias así parece que vayan a quemar la carnicería con los carniceros vivos dentro. Si pasase eso no tendrían precisamente el apoyo de la comunidad"

Rosa Molinero Trias

06 Junio 2018 17:44

“¡Dejad de matar animales! Go Vegan!, se podía leer hace unos días en la carnicería Marlow en Kent (inglaterra). Firmaba la acción el Frente de Liberación Animal (FLA), el movimiento animalista que ha sido acusado de terrorismo por su defensa de la acción directa contra la propiedad privada que explote a los animales como forma de reivindicación. Desde entonces, la familia de carniceros afirma que ha estado recibiendo amenazas, bajas puntuaciones y malas reseñas en las redes.

“Quieren que cerremos y la gente nos amenaza con romper los cristales o tirarnos una bomba de petróleo. Vivimos con miedo y estamos tan preocupados que no dormimos por la noche -nos están aterrorizando”. La familia agregó que no querían que estos incidentes causaran el odio hacia los veganos. “¡Por favor, entended que esto fue probablemente obra de unos activistas y no un verdadero reflejo de los veganos!”. Los carniceros afirmaban que no comprendían por qué de todos los comercios que venden carne, ellos habían sido el blanco de la furia vegana.

¿Es necesaria la acción directa para impactar de forma más contundente en la conciencia de la sociedad? ¿O es precisamente este tipo de acción directa que perjudica a un pequeño negocio lo que empaña la causa animalista y vegana? Hablamos con tres veganos para comentar el caso de los activistas contra el negocio de los Marlow.

Marta Martínez, vegana, profesional de la comunicación digital y máster en Nutrición y Salud (y que en su día nos contó su experiencia siendo "la vegana con el culo más gordo de instagram") hace hincapié en la acción directa de grupos como el (FLA). Cree que siempre aparece en los medios porque es más polémico y puede generar una imagen que dañe al movimiento. Sin embargo, apunta, “cuando a una activista la detienen y la condenan a una pena de prisión elevada por dar de beber a los cerdos de un camión, no sale en la prensa convencional. Hay mucha gente en la cárcel por delitos de ecoterrorismo y también por delitos contra la propiedad privada que no siempre suponen destrozar un local. De hecho, si revisáramos las penas, a no ser que haya delito de terrorismo de por medio, es posible que quemar un local tenga menos pena que dar de comer a un animal”.

El FLA, que no cuenta con otra organización que la portavocía en distintos países, ha sido acusado de terrorismo a pesar de que uno de los preceptos principales para poder reivindicar la acción bajo su nombre es “tomar precauciones para no dañar a ningún animal, humano o no”. Estos son los otros: “acción directa contra el abuso animal mediante el rescate, causando pérdidas financieras a los explotadores de los animales, normalmente mediante daños y destrucción de la propiedad, revelando las atrocidades cometidas contra animales”.

“Sinceramente —agrega Marta Martínez—, antes de cargar contra gente que lucha contra el maltrato animal, esté o no de acuerdo con sus acciones, prefiero darle voz a los animales que viven esa situación. En general todas las acciones que realmente se han llevado a cabo por grupos de acción directa han sido sobre bienes materiales, no sobre personas. En noticias así parece que vayan a quemar la carnicería con los carniceros vivos dentro. Si pasase eso no tendrían precisamente el apoyo de la comunidad antiespecista”.

Por su lado, Elena Rue Morgue, periodista de PlayGround Fire cuyos artículos sobre el veganismo siempre atizan el debate, piensa que una acción como la acometida contra esta carnicería familiar no es lo mejor para la imagen del veganismo. “Creo que tomarla contra el pequeño negocio es malo para el movimiento. Al final, estás distanciándote y posicionándote como enemigo de la clase trabajadora y esto no es bueno, porque generas ruptura. Poner al animalismo por delante, luchar para que la causa salga adelante, es no joder a la charcutería Mari, porque así se perjudica la imagen del animalismo. No tiene sentido, no se salva ni una sola vida y encima distancia a las personas de la causa que supuestamente defiendes. Nadie gana con eso. ¿Hacerlo en un matadero? ¿En una granja? ¿Entrar con pasamontañas a salvar cerdos? A tope. Pero esto no solo no aporta, sino que resta”.

De forma similar opina Daniele Rossi, propietario del restaurante vegano y vegetariano Rasoterra: "Aunque creo que los extremos son necesarios en cualquier movimiento para que exista un centro, nunca voy a poder justificar los ataques que dañen a otras personas o al trabajo de los demás. Esto crea crispación y tensión, algo que se distancia de las denuncias que hacían los activistas que entraban a granjas y que decían 'mirad en qué condiciones viven los animales que nos comemos'. Pero atacar el negocio de otras personas... me cuesta un poco entender. Es como si yo saliera de aquí y fuera al restaurante de al lado porque hace kebabs y les tirara algo a las ventanas. Hay espacio para todo el mundo y lo importante es que poco a poco se cree una conciencia de que es necesario un cambio hacia un menor consumo de carne y pescado".

¿Cómo se ha entendido este debate fuera de los círculos del veganismo?

Marino Niola, antropólogo y especialista en los mitos y ritos de la gastronomía, afirmaba que esto era una guerra entre tribus alimentarias. “Como estas acciones intimidatorias se están multiplicando, muchos medios hablan de ‘terrorismo vegano’”, decía Niola.

“Si una vez las personas se distinguieron en base lo que comían, hoy es siempre por lo contrario. Somos aquello que no comemos. Peor, las distintas fes alimentarias están volviéndose cada vez más más integristas (...) estamos asistiendo a una peligrosísima tribalización del cuerpo social, del cual la alimentación sólo es la punta del iceberg”, remataba el antropólogo, que veía en la pluralidad de dietas una señal intolerancia social y se olvidaba que el veganismo es una ideología que aboga por la no explotación de animales no humanos, y no una fe basada en una creencia en un bien ulterior.

Con la misma brújula escribió el escritor y periodista Daniel Vázquez Sallés su columna de opinión para La Vanguardia, en la que si bien criticaba el tono exagerado de Niola, también circunscribía el debate en “el campo nutricional”, se reía de los ataques del FLA, comparándolo con las acciones del Frente Popular de Judea en La Vida de Brian, un clásico de la comida inglesa, a la par que declaraba desconocer cómo llegar a un acuerdo “ante la imposibilidad de erradicar la carne de nuestras dietas”.

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