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Un panadero francés condenado por ‘trabajar demasiado sin tomar un día libre’

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Victor Rodríguez Iglesias
 

El mundo al revés por 3000 euros y una barra de pan

Marc Casanovas

15 Marzo 2018 12:31

Abres una panadería en un pequeño pueblo francés de 1500 habitantes. Tienes la suerte que esa panadería está en la ruta del Parque Natural Regional del Bosque de Orient que atrae a miles de turistas cada verano. Decides abrir todos los días de la semana para hacer un poco de caja. Y te multan con 3000 euros por trabajar demasiado y no tomarte un día libre tal y como marcan las estrictas leyes de la región.

Cédric Vaivre en su panadería

Así es la vida del panadero Cédric Vaivre en la pequeña localidad de Lusigny-sur-Barse. No se ha quejado ningún panadero de la competencia, pero la decisión administrativa es firme. La Dirección Regional de Empresas, Competencia, Trabajo y Empleo (DIRECCTE) lo acusaba de no cumplir con el reglamento que imponía un día de descanso semanal. En la región francesa de Aube a la que pertenece el pueblo, el cierre semanal de las panaderías se rige por dos decretos que datan de 1994 y 2000. Estos dos textos imponen un día de descanso y especifican posibles exenciones. Hasta 2016, el panadero de Lusigny-sur-Barse gozaba de una excepción. Pero no se renovó en 2017. Para garantizar una apertura continua todos los días de la semana, el panadero se vería obligado a abrir un segundo establecimiento que no quiere ni tiene dinero suficiente para asumir.

De momento el panadero no ha pagado la multa a la espera de una reducción gracias a la presión popular del alcalde del pueblo y de los vecinos que están recogiendo firmas para que todo quede una broma de mal gusto: ”En una zona turística, parece esencial que podamos tener un negocio abierto todos los días durante el verano, no hay nada peor que las tiendas cerradas cuando hay turistas”, dijo el alcalde Christian Branle, entrevistado por los medios locales.

Poniendo el ejemplo de la ciudad de París, las panaderías se dividen en dos grupos seleccionados, uno que puede cerrarse en julio y otro que cierra en agosto. Una legislación que no se puede aplicar en un pueblo que vive del turismo de verano: "Hay que tener algo de sentido común. Este tipo de leyes están matando a nuestras empresas”, dice el alcalde.

De momento llevan recogidas poco más de 500 firmas para evitar la multa, pero esperan que todo adquiera un nuevo impulso después de aparecer la noticia en los informativos nacionales. Mientras Cédric sigue horneando baguettes crujientes y croissants de mantequilla sin entender nada. Cerrando un día a la semana a regañadientes.

[Vía L'Est éclair]

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