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La ciudad donde los refrescos son más saludables que el agua

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La desconfianza en la salubridad del agua lleva a muchas familias a preferir las bebidas azucaradas: "Los jóvenes en México no tienen memoria de beber agua del grifo"

Marc Casanovas

07 Noviembre 2018 17:36

Es consabido por todos los chilangos de Ciudad de México que el agua del grifo no es buena. Pocos son los que confían en el agua corriente y solo los viejos del lugar recuerdan abrir el grifo de la cocina, llenar un vaso de agua y beberlo como si nada. Más aún después del corte de suministros que llegará a un récord histórico de 150 horas en la capital y que no hace más que cargar de razones a los que defienden que el líquido elemento es venenoso en México.

Lo más sensato sería pensar que si no beben agua del grifo, la mejor alternativa pasa por comprar agua embotellada. Nada más lejos de la realidad. La creencia generalizada de que el agua contiene bacterias dañinas para el organismo hace referencia tanto al agua del grifo como a la comprada en el supermercado.

Tal y como explica Elizabeth Roberts, antropóloga e investigadora de la Universidad de Michigan, el panorama es tan irreal que ha llegado a niveles insostenibles: “Mi amiga Alma en la Ciudad de México envía clandestinamente soda en una botella de agua en la lonchera escolar de su hija. Las autoridades sanitarias en México han prohibido las bebidas gaseosas en las escuelas. Cuando Alma, junto con otras madres, fue sorprendida enviando la soda, simplemente se rió. Solo estaba haciendo lo que sabía que era mejor para sus hijos. La soda es confiable. Es barata. ¡Y sabe tan bien! En la ciudad de México, la soda es saludable”, dice para EFE intentando justificar un comportamiento más propio de hijos rebeldes que de padres responsables.

La soda es confiable. Es barata. ¡Y sabe tan bien! En la ciudad de México, la soda es saludable.

Elizabeth Roberts

Es decir, la desconfianza en aumento hacia el agua es directamente proporcional a la confianza hacia al consumo masivo de bebidas gaseosas en México.”La soda está en todas partes; en casi todas las comidas, en todas las tiendas de la esquina, en los mercados, en los puestos de comida, en las celebraciones”, dice la investigadora. A menudo no hay agua del grifo (y si la hay se destina a quehaceres del hogar), pero la soda nunca falta. Esto es especialmente notable entre las clases sociales menos favorecidas que no se pueden permitir tener filtros de agua domésticos como los ricos.

No es cualidad que oficialmente México sea el país del mundo donde más Coca Cola se consume con un 11% del mercado global con nefastas consecuencias para la salud de los ciudadanos.

México es la nación industrial más gorda del mundo.

Elizabeth Roberts

Pero la cosa no acaba aquí. Elizabeth Roberts ve una mano negra en todo este contexto. Como responsable de entender la poca confianza en el agua en Ciudad de México. Según su criterio, para investigar la historia de la distribución del agua hay que entender quiénes se benefician cuando nadie confía en el agua del grifo.

“Restaurar la confianza es difícil. Los jóvenes en México no tienen memoria de beber agua del grifo. La desconfianza comenzó después del terremoto de 1985. Las personas de mediana edad en adelante recuerdan que antes de aquel suceso abrían el grifo y bebían libremente”, dice la investigadora. Un grifo que se cerró sin previo aviso y que coincidió con campañas millonarias de las bebidas azucaradas a nivel nacional. “Se podría pensar en una teoría de conspiración”, dice Elizabeth haciendo referencia a la inversión de capital extranjero que puso en juego millones de pesos en muy poco tiempo.

Para que los mexicanos recuperen la confianza en el agua del grifo no se pude luchar con las mismas acciones que las empresas de bebidas azucaradas. Ahí siempre tendrán más millones para ganar la batalla. La investigadora asegura que invertir en educación, información y combatir la diferencia de clases es la única manera de recobrar la confianza para que en Ciudad de México nadie más defienda que las bebidas azucaradas son más saludables que el agua.

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