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Los “cuernos consentidos” pueden ser beneficiosos para algunas parejas, dice un estudio

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Los cuernos como fantasía sexual. Eso sí, no es una fantasía apta para todo el mundo...

Elena Rue Morgue

25 Enero 2018 14:01

Hace un año publicamos un artículo explicando el “cuckolding”, un fetichismo sexual que consiste en sentirse excitado por la idea de la infidelidad de la pareja. Aunque de primeras pueda costar un poco distinguirlo de lo que sería una relación abierta de toda la vida — en la que el sexo con personas externas a la pareja está consentido por ambas partes — el cuckolding es otra cosa.

Aquí la clave todo reside la fantasía de ser “un cornudo” y saberlo y de disfrutar de ese sentimiento de “humillación social”.

Una fantasía que cada vez es más popular y que, según un reciente estudio dirigido por el psicólogo y autor David Ley, el profesor de psicología Justin Lehmiller and el periodista y escritor Dan Savage, podría fortalecer las relaciones de pareja que lo practican.

"Es raro de decir, pero me siento MÁS CERCA de Joe cuando le estoy poniendo los cuernos".

“No es cuckolding si no hay un elemento de humillación, degradación o negación”, explicó Savage. “Nuestra imaginación erótica tiene la capacidad de convertir los limones de la vergüenza en una deliciosa limonada de perversiones”.

Ser un cuckolder cada vez es más común. O, al menos, cada vez se vive con más normalidad. Solo hay que echar un ojo en Twitter para ver que se trata de un fetichismo en alza.

La gente busca a través de mensajes públicos personas con las que poder compartirlo.

Y las dominatrix, las profesionales en convertir la humillación en placer, son conscientes de ello.

"Tu mujer se merece mucho más que tu cara fea y tu polla pequeña. Está claro por qué te pone los cuernos".

“Esta fantasía lleva dando vueltas desde los orígenes del matrimonio y la sexualidad”, explicó Ley, que trató el tema del cuckolding en parejas heterosexuales en su libro Esposas insaciables. “Pero estamos escuchando hablar más de ello últimamente, y más personas están rechazando el estigma social contra esta fantasía”.

Para su nuevo libro, Dime qué quieres: la ciencia del deseo sexual y cómo mejorar tu vida sexual, Lehmiller encuestó a miles de estadounidenses y descubrió que un 58% de los hombres y un tercio de las mujeres habían fantaseado con ser cornudos a sabiendas.

Que se trate de una fantasía principalmente propia de los hombres heteros no es casualidad. El atractivo del cuckolding es romper un tabú: el de la infidelidad en una sociedad en la que la monogamia es la norma y ser un cornudo una vergüenza. Históricamente se ha tachado al hombre con una mujer que se acuesta con otros como un endeble y se ha cuestionado su masculinidad.

El motivo por el que los hombres heteros son quienes más fantasean con esto es que, precisamente, son los que culturalmente se sentirían más avergonzados de ser unos cornudos.

“Los hombres son más proclives a fantasear sobre el cuckolding, y lo hacen más a menudo, aunque hay un número de mujeres que tienen estas fantasías también, lo que señala que necesitamos investigar más centrándonos en los deseos cuckolders de las mujeres”, dije Lehmiller.

En la comunidad LGTBI+ también existe el fetiche, pero es menor porque la monogamia no ha estado históricamente tan instaurada. “Para los hombres gays el cuckolding no es tan tabú porque la norma de la monogamia de por vida no es tan fuerte en la comunidad LGTB, aunque puede ser estimulante por muchos otros motivos”.

“Para los hombres gays el cuckolding no es tan tabú porque la norma de la monogamia de por vida no es tan fuerte en la comunidad LGTB”.

Aunque en las fantasías interraciales y de temática BDSM no están tan presentes entre los gays, las de voyeurismo y sexo en grupo parecen tener un peso importante en su forma de vivir el cuckolding. “Es un deseo sexual que puede ser customizado con facilidad para adaptarse a un amplio rango de necesidades y deseos sexuales, ya sea porque se trata de sexo tabú, por la novedad, por el voyeurismo o por otra cosa", explicó.

“En general, nuestra investigación encontró que en su mayor parte, el cuckolding tiende a ser una fantasía y experiencia positiva. No hay evidencia de perturbación, de una relación malsana o de desacuerdo por uno de los miembros de la pareja”, dijo Ley.

En ocasiones compartir nuestras fantasías sexuales con nuestra pareja puede ser suficiente estimulante, no es necesario llegar hasta el final con ellas. Si hablamos de cuckolding, tener una relación sana, que esté en un buen momento y en la que haya una comunicación sexual fluída y fuerte es imprescindible.

“He visto a hombres que han tratado de engañar a sus esposas para que les ‘pusieran los cuernos’ y esto nunca, nunca, termina bien”.

“Para los hombres y las parejas que estén considerando practicar el cuckolding, es importante la honestidad, la integridad, la comunicación y el tener valores mutuos y compartidos”, aconsejó Ley. “He visto a hombres que han tratado de engañar a sus esposas para que les ‘pusieran los cuernos’ y esto nunca, nunca, termina bien”.

Lehmiller ve claro que hay perfiles que no deberían meterse en esto, porque su experiencia estaría abocada al fracaso desde el principio, “Encontramos varios factores de personalidad que predecían unas experiencias al llevar a cabo fantasías de cuckolding. Para aquellos que tienen mucha ansiedad por su relación o problemas de abandono, actuar en una fantasía consensuada de no-monogamia podría ser una experiencia muy negativa. En otras palabras, no todo el mundo con fantasías de cuckolding debería pensar en ponerlas en práctica”.

Quienes decidan dar un paso adelante y poner la fantasía en práctica, hacerlo paso a paso y con calma es clave. “La realidad de ver a tu esposa teniendo sexo con otra persona, o saber que lo está haciendo aunque no estás ahí, es en general diferente a la fantasía. Puede generar emociones muy poderosas, así que dad pasitos pequeños y no dejéis nunca de hablar y comunicaros”, recomendó Savage.

"Le estoy ayudando a explorar este interés tan vergonzoso por el cuckolding, es algo sano y bueno para él, y le quiero más que a nada".

“Dicho esto, las recompensas pueden ser increíbles de acuerdo con las parejas que han conseguido adoptar un juego de cuckholding en sus relaciones”.

[Vía CNN]

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