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Hay adolescentes operándose para conseguir la cara que tienen con filtros de Snapchat

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Ojos gigantes, nariz fina y labios voluptuosos, los jóvenes con “dismorfia Snapchat” acuden a su cirujano para conseguir un aspecto que solo es posible alcanzar con un filtro digital

Elena Rue Morgue

10 Agosto 2018 12:28

Los adolescentes están pasando de llevar a la consulta del cirujano plástico una foto de su celebrity de referencia a abrir la galería de su móvil y enseñar una foto de sí mismos pasada por un filtro de Snapchat.

“Un nuevo fenómeno llamado ‘dismorfia Snapchat ha surgido en el que los pacientes buscan cirugía para tratar de lucir como la versión con filtro de sí mismos”, explicó el director de la Universidad Cosmética y Centro de Láser de Boston, Neelam Vashi, a Independent.

“Un pequeño ajuste con Facetune puede alisar la piel, hacer los dientes más blancos y agrandar los ojos y los labios”, explicó Vashi. “Compartir rápidamente en Instagram y los comentarios y los likes empiezan a brotar”.

Este tipo de filtros, popularizados especialmente por Snapchat pero que están disponibles en muchas más apps, tienden a aclarar y alisar la piel, adelgazar, reducir el tamaño de la nariz, marcar los pómulos y distorsionar el tamaño de ojos y labios hasta el punto de convertir a cualquier a en un dibujo animado.

Y, cuando una imagen irreal se vuelve el ideal de belleza, tenemos un problema. Querer ser como tu “yo” pasado por un filtro de Snapchat es casi igual de loco que tener como un referente de belleza alcanzable a Jessica Rabbit. Se trata de exageraciones de lo que socialmente se considera atractivo, son caricaturas de personas, no seres humanos de verdad.

Quienes se comparen con estas imágenes alteradas, de sí mismos o de otros, pueden tener un problema cuando se miren al espejo y que no se corresponda con lo que desean. En casos más extremos, pueden propiciar el desarrollo o empeoramiento de una dismorfia corporal, una patología mental que hace que quienes la sufren tengan una percepción completamente distorsionada y negativa de su propia imagen corporal. Las personas con anorexia, por ejemplo, sufren de dismorfia corporal.

El término ha sido acuñado por el cirujano plástico Tijion Esho, que se niega a operar a pacientes en los que vea clara la obsesión por alcanzar esa “perfección” que han idealizado a través de los filtros. “Ahora vemos fotos de nosotros mismos diariamente a través de las plataformas sociales que usamos, lo que puede hacernos más críticos con nosotros mismos”, explicó Esho. “El peligro es cuando estas imágenes no son solo un punto de referencia, sino que se convierte en cómo el paciente se ve a sí mismo o cuando el paciente quiere verse exactamente igual que en esa imagen”.

“Estos selfies con filtro pueden tener efectos especialmente dañinos en adolescentes o quienes ya sufren dismorfia corporal porque estos grupos interiorizan de forma más severa este tipo de belleza”.

En una encuesta reciente los cirujanos preguntados dijeron que el 55% de sus pacientes del año pasado querían, explícitamente, mejorar su aspecto en los selfies. Cuando la Academia Americana de Cirujanos Plásticos Faciales y Reconstructivos indagaron lo mismo en 2013, solo era un 13% de pacientes los que llegaban a la consulta con esta preocupación.

Al mismo tiempo que la preocupación por la apariencia física y la demanda de cirugía estética asciende, no paran de aparecer nuevas operaciones y tratamientos para tratar de alcanzar la apariencia soñada.

Prácticamente todas las facciones del rostro pueden moldearse ahora con rellenos faciales de ácido hialurónico, rinoplastias y aumentos de mentón, pómulos y labios temporales sin pasar por quirófano. Botox ya no solo para ponerle freno a las arrugas, sino para elevar las cejas y cambiar la expresión de la cara.

La tan de moda ahora “bichectomía” (extracción de las glándulas de bichat), una operación para extraer la grasa de los carrillos desde dentro de la boca para adelgazar los cachetes y conseguir el contorno fino de las Hadid. Serrucho y lima eléctrica para estrechar la mandíbula. Liposucción de papada. Corta y pega de los párpados para agrandar los ojos.

Muchas de estas intervenciones cuestan solo unos pocos cientos de euros. Las que pasan de los mil se pueden financiar en cómodos plazos como quien compra una tele nueva. Cara nueva adaptada a tu sueldo miseria de millennial, o como regalo de papá y mamá por unas buenas notas.


Cuando la obsesión y la locura por alterar la propia imagen se dispara, solo queda confiar en la decencia del profesional que se encuentra un caso en su consulta en el que el paciente claramente lo que necesita es un psicólogo, no un cirujano estético. “Tratar a pacientes que muestran esas señales de alarma no es solo poco ético, también negativo para el paciente, ya que necesitan algo que ninguna jeringuilla o bisturí jamás podrá darles", sentenció Esho.

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