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Lit
En el séptimo aniversario del 15 de mayo, recuperamos algunos poemas que aparecieron en la antología 'Esto no rima', donde distintos poetas del estado cantaron más allá de la indignación
15 Mayo 2018 12:43
Estos poemas de Ana Pérez Cañamares, Jorge Riechmann y Sofía Castañón aparecieron en la antología Esto no rima. Antología de poesía indignada (Origami, 2011) publicada pocos tiempo después del estallido de las plazas del 15M. Como señaló Isaac Rosa en el prólogo, lo que hacían poetas de todo el estado en estas páginas era tomar con las palabras lo que ya habían tomado en la calle, para que ese espíritu reivindicativo y voraz no se perdiera nunca, para que su rabia quedara contenida y sobreviviera entre latidos. Así ocurrió. Así lo leemos justo siete años después, con la misma pasión que hace tanto, con el mismo dolor porque, ¿acaso hemos dejado de gritar?
Hemos elegido perder eternamente
para no mancharnos las manos.
No parecemos reparar en
cómo se mancha la conciencia
mientras nos quedamos quietos.
Cómo se llena de verdín
y se hace resbaladiza.
Separarnos
de eso en nosotros mismos que admira a quien se
vale
de la pequeña ventaja para pisar al otro;
identificar en nuestra propia alcoba
lo que querría violar, robar, asesinar –y aislarlo;
discriminar con cierta nitidez
entre las representaciones que nacen de alguna
sabiduría
y aquellas que concentran telebasura en cápsulas;
mirar de frente a los ojos
del sombrío hermano gemelo
que desea ceder, confortablemente dejarse caer
sobre el cojín de mierda;
y así volvernos capaces de acampar
bajo el limpio sol nocturno
con los nuestros
Perdonad que me emocione este poco.
Estos cuerpos que han dejado de ser sólo cuerpos.
De ocupar sólo un espacio.
De transitar sólo unas calles.
Perdonad que los mire, que nos mire, ya
sin carteras ya sin bolsas de la compra ya sin mochilas ya sin papeles.
Que vea las caras de los cuerpos y no caras mudas.
Que vea los ojos de los cuerpos y no colores o gafas.
Perdonad que me emocione este poco que dicen que es poco.
Que me emocione el suelo lleno, las paredes llenas, las calles
vivas.
Que me invada algo bueno y cálido y nuevo
que me calma la sed y que me da más sed
y calma y da.
Perdonad que estos días no entienda de trabajo, ni de rutinas,
que me importe nada aquello que no sean estas caras,
estos cuerpos que tienen nombres y tienen sed y se han juntado.
Perdonad que me emocione este poco que dicen que es poco
y que me parece mucho.
Este poco que somos muchos.
Tantos.
Más.
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