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Artículo Niño anarquista, mirada de loco: vuelve el hombre que nos enseñó a vomitar Lit

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Niño anarquista, mirada de loco: vuelve el hombre que nos enseñó a vomitar

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En la imagen: Panero a los 20 años
 

Textos inéditos de Leopoldo María Panero salen a la luz en 'Los papeles de Ibiza 35' (Bartleby)

Luna Miguel

29 Mayo 2018 17:10

Estos días se está presentando por primera vez en la Feria del Libro de Madrid un libro que los amantes, seguidores y lectores enloquecidos de la obra de Leopoldo María Panero llevaban mucho tiempo esperando. Se trata de una selección de obras inéditas, o difícilmente encontrables, o prácticamente desconocidas del autor de Poemas del manicomio de Mondragón. Prologado y armado por el crítico Túa Blesa, y bajo el título de Los papeles de Ibiza 35 (Bartleby Editores) incluye algunos cuentos, algunos breves ensayos y una selección de poemas escritos en las décadas de los 60, 70 y 80.

Como Blesa destacó en su texto de introducción al libro —se puede leer completo en Fronteradlo que en sus páginas se esconde es una serie de textos irreverentes y de juventud, que muestran esa parte de Panero tan revolucionaria e irónica. Esa que durante décadas llevó a muchos lectores también jóvenes a aficionarse al género poético, y que desplegó sobre nuestros ojos algunos temas que rara vez se habían tratado en la poesía española.

En 2014 la estrella de rock Panero nos dejó, después de algunos años con una salud crítica y aún así de innumerables recitales donde predicaba rodeado de botes de CocaCola y cigarrillos. Él que una vez dijo eso de “yo que todo lo prostituí, aún puedo / prostituir mi muerte y hacer / de mi cadáver el último poema”, llevó hasta el final su malditismo. De ahí que sea tan importante recuperar ahora los textos de Los papeles de Ibiza 35, pues entre sus páginas está esa lucidez que precedió a las sombras. Ese juego y esa rabia de tenerlo todo por delante.

Sobre su existencia y su significado, Javier Mendoza ha dicho que “en abril de 1998, Michi Panero me llamó para que fuera a verle al apartamento que tenía alquilado en la calle de Juan Bravo. Al final de aquella velada, sacó un montón de carpetas, diez o doce, de diferentes tamaños y colores: eran el tesoro maldito de los Panero. "Haz lo que quieras con ellas", me dijo, "pero llévatelas de aquí". Yo tenía 22 años por aquel entonces y decidí guardarlas con mucho cuidado, pensando que algún día tendría el ánimo y la capacidad para abrirlas de verdad”

Y aunque el contenido de aquellas carpetas no estará a la venta hasta el 11 de junio, Los papeles de Ibiza 35 ya puede encontrarse en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta de la editorial Bartleby. Para quien no pueda comprarlo hasta entonces, Mendoza ha cedido a PlayGround algunos de sus poemas, que con emoción y cariño, reproducimos a continuación:

Del Poemario No, no somos ni Romeo ni Julieta, ni estamos en la Italia medieval:

CARNET DE BAILE

Vomitó haches, otra vez. Era imposible evitar que vomitara

haches. Le parecían tan molestas, tan inútiles. R., como

siempre, hubo de añadir “superfluas”, lo cual le sumió

en una profunda depresión. Uno o dos mosqueteros,

y después haches, y otra vez haches, y más haches… Podría

ser: “que llovían ciegamente sobre la ciudad abandonada”.

Pero no, mejor: “James partió al amanecer, y apenas

se oyó el rumor de los cascos”.

C. S. P. (CANTANTE) L. P. B. (AGITADOR COMUNISTA PROMOSCOVITA)

A las seis, después de desayunar, y nadie espera encontrarse

una mancha de sangre, apareció estrangulada en su

habitación, la 512, quiero decir Araminta Ditch, sí hombre,

tú la viste una vez en Bocaccio, con Jaime y conmigo.

Sí, estaba también, ya me acuerdo. Bueno, pues fíjate

qué cosa más rara, ¿tú te lo explicas?, a qué venía, digo

yo. A lo mejor los del hotel, son capaces de cualquier cosa,

con tal de llamar la atención, non sense; bueno, Jaime

lo que dice.

Otros poemas inéditos sueltos:

YOLANDA

Qué cobarde, qué no engrendrado sino ya muerto desde su nacimiento

como cuando la madre grita clamando contra sus entrañas

y los padres ruegan porque nadie sepa, ni los dioses tampoco

el nombre de su hijo, que cobarde pensó alzar su mano de huesos

para quebrar tu pureza, tu vida parecida a los árboles

tu rostro que era mejor que al agua, tu mirada

por la que era preciso morir cuando llegue la Hora.

porque el Tiempo es una sinfonía también,

cuyos acordes se entrelazan como almas

para concluir un día, hoy, quizás, que tu cabeza

pende encima de la mía, y me sonríe desde el techo

y asoma a la terraza y mira

a derecha e izquierda a los hombres

como una Advertencia.

Del seno de los muchos, para saciar tu muerte

llamaron las dríadas a la terrible Sombra

que ni el Desamparado aquel que pone Ley

e Infierno, y llanto, gritos y lamentos

en la cercanía atroz de Malebolga, nombra,

y que unos llaman el Flautista, y otros

el Asesino Músico, que toca con su falo la melodía

de la muerte, y se mueve

en silencio entre los árboles, susurrando

como una obsesión tu nombre sólo, tu nombre.

El recogió en la cuenca

de tus manos tu calavera y tu hermosura

CANTO AL “JARO”

(Perro muerto en la mañana)

Tenemos a un niño en las manos, quizá

a un niño que juega con los dedos manchados de sangre,

y juega

y vuelve a jugar con los esqueletos, sin saber

sin saber jamás lo que la muerte es, como todos

los hombres de su barrio, y es por ello

que la ofrece

a todos rezando, y hasta

el perro aquel de la calle, con manchas blanca y lent

ejuelas

como para salir al circo a llorar, le quiere

hacer saber lo que regala, lo que da a diario, como amor

como amor, para luego dormir con la navaja

esposa, pura, en él

círculo inmóvil del acoso y llorar a veces

cuando recuerda, por

lo que era su madre,

el agujero ese en la piel y la canción rayada

ya para siempre que la noche espera.

Ah, pero la Fiebre!

la fiebre de la sangre como tambor demente

pidiéndole la huída y el saqueo, la fiebre de

no dormir y de estar solo siempre

LA ANARQUÍA es un vino triste que se bebe en las tardes

en que el universo solloza y la

lágrima sucia como rocío del cielo abriendo

un orificio azul y hediondo en las cabezas

amado por las moscas, por las moscas que vuelan

como buitres en torno de los seres que andan

moviendo como un péndulo el sí y no de sus cabezas

el desmayo

lento en que vida consiste

hasta morir, hasta morir si es posible

si es posible aún en la tarde que parece

no acabarse jamás como una maldición para melancólicos

en donde hay para siempre una cabaña que buscar antes de que anochezca

donde habita el diablo que no es de nadie

hasta llegar a la casa vacía de la muerte

y vernos en el Espejo Que No Existe.

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