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Nunca nadie se había reído tanto y tan bien de Hitler

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Cualquier edición del 'Mein Kampf' será siempre polémica. Pero el ejercicio iconoclasta que hace Clément Moreau en su versión ilustrada de la autobiografía de Hitler no deja lugar a dudas: es sátira antifascista de primer nivel

Eudald Espluga

31 Mayo 2018 10:39

Publicar una versión ilustrada del Mein Kampf podría parecer una frivolidad arriesgada, especialmente cuando la mera idea de un libro ilustrado nos evoca una edición con tapas duras y dibujos preciosistas: algo esencialmente suntuoso cuya finalidad, mucho más que ser leído, es ser contemplado. ¿Es lícito convertir el texto fundacional del nazismo en algo hermoso? ¿Lo estamos haciendo más accesible, más pedagógico, más atractivo? ¿Podemos llegar a convertirlo en algo deseable?

Son preguntas que remiten a un debate más antiguo sobre la necesidad de prohibir un libro que entre 1925 y 1941 vendió 12,45 millones de ejemplares: ¿debemos tratar de impedir el acceso del público a las ideas de Hitler? ¿No seguirá la gente leyéndolo en ediciones clandestinas? ¿Es mejor editarlo con un aparato crítico que nos ayude a entender el pasado para no repetir estos errores? La polémica se ha avivado en los últimos años, después de que el Mein Kampf quedara libre de derechos y que la primera edición alemana —publicada después de 70 años de prohibición— se convirtiera en un superventas: 85.000 ejemplares vendidos en un sólo año.

Estas preguntas, todas ellas razonables, desaparecen de un plumazo cuando nos acercamos al Mein Kampf ilustrado, de Clément Moreau. El libro que acaba de publicar Sans Soleil ediciones no tiene nada de revisión cool o de provocación hipster. Aunque desde una perspectiva inusual, el de Moreau es un ataque frontal a la letra hitleriana. El dibujante se desentiende de la historiografía académica habitual para leer el Mein Kampf como lo que es: la autobiografía grandilocuente que escribió Adolf Hitler.

Su objetivo es contestar esa grandilocuencia a doble página, sin erudición alguna, rebatiendo las peligrosas fantasías hitlerianas con sus viñetas: cuando el líder nazi se presenta a sí mismo cómo un niño cauto y reflexivo, Moreau nos descubre a un Hitler asustadizo y llorón.

De hecho, el objetivo del libro parte de la relectura de una cita del Mein Kampf, en la que Hitler explica su credo propagandístico: "basta con mirar, o como mucho con leer textos muy breves; muchos estarán más dispuestos a captar una representación plástica que a leer un pasaje extenso. La imagen le aporta al hombre en mucho menos tiempo, me atrevería a decir casi que de golpe, información que de lo escrito sólo obtiene mediante lectura prolongada". Moreau quiere retorcer la función publicitaria del libro, y empieza a rebatirlo con sus ilustraciones: nos presentará a otro Adolf Hitler.

(Imagen del 'Mein Kampf ilustrado', de C. Moreau, cedida por la editorial)

Para entender de dónde nace este Mein Kampf ilustrado, debemos hablar de su autor. Clément Moreau es el nombre que adoptó el alemán Carl Meffert tras exiliarse a Suiza en 1933, huyendo de los nazis. Dos años después, el temor a ser deportado lo llevó hasta Buenos Aires, donde empezó a dibujar para el Argentinisches Tageblatt, el periódico que servia de altavoz a los disidentes exiliados. En los años 30, gran parte de la sociedad argentina se encontraba fascinada tanto por el III Reich como por la figura de Hitler. Por eso Moreau decidió emprender una relectura ilustrada del Mein Kampf a través de sus tiras cómicas. Era una labor iconoclasta que tenía por objetivo acabar con el aura mítica que rodaba a Adolf Hitler para presentarlo como lo que era: un individuo irritable, débil, maníaco, ignorante, ridículo, perverso.

Además, era una forma de vacunar a la sociedad argentina contra el virus del fascismo. Como explica Ander Gondra en el prólogo del libro, Moreau llegó a dibujar a Hitler vestido de gaucho argentino, para denunciar la infiltración nazi en el país. "Así nadie me reconoce", rezaba la viñeta.

(Acto en favor del III Reich en el estadio Luna Park de Buenos Aires, 1938)

El proyecto de Moreau es sátira política de primer nivel, que continuó incluso después de la II Guerra Mundial, cuando se las tuvo que ver con otra forma de autoritarismo: el peronismo. Durante años le prohibieron a Moreau que dibujara a mandatarios extranjeros, pero se las ideó para seguir representando a Hitler —bajo la forma de Napoleón o Charles Chaplin—. La cruzada del ilustrador siempre fue antihitleriana, y la revisión del Mein Kampf es su legado.

Esta edición es la primera que consigue recopilar las imágenes originales que fueron publicándose en forma de tira cómica tanto en el Argeninisches Tageblatt como posteriormente en el Argentina Libre. En 1962 Moreau tuvo que marcharse de Buenos Aires después del golpe de estado, por lo que no pudo conservar su colección de diseños.

Os dejamos con algunas de las ilustraciones del libro, junto con las citas del Mein Kampf que se proponen desmentir y parodiar.

I. "Todo intento de combatir una concepción del mundo con los medios del poder termina fracasando si la lucha no adopta la forma de ofensiva por una nueva actitud espiritual".

(Imagen del 'Mein Kampf ilustrado', de C. Moreau, cedida por la editorial)

II. "Cuando los pueblos luchan por su existencia en este planeta, y así pues se enfrentan a la cuestión del ser o no ser, entonces toda consideración de humanidad o estética se hunde en la nada".

(Imagen del 'Mein Kampf ilustrado', de C. Moreau, cedida por la editorial)

III. "Empecé de mil amores, y es que de pronto se me brindaba la oportunidad de hablar para un gran público; y lo que antes siempre presumiera sin saberlo, por pura intuición, se demostraba ahora: que sabía 'hablar'".

(Imagen del 'Mein Kampf ilustrado', de C. Moreau, cedida por la editorial)

IV. "En el curso de mis conferencias recuperé para su pueblo y patria a muchos cientos y hasta miles de camaradas".

(Imagen del 'Mein Kampf ilustrado', de C. Moreau, cedida por la editorial)

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