PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo Se filtra la inquietante conversación que mantuvieron los robots de Facebook Lit

Lit

Se filtra la inquietante conversación que mantuvieron los robots de Facebook

H

 

¿Y si la Inteligencia Artificial sólo aprende lo más idiota de los humanos? #FICCIÓN

Diego Álvarez Miguel

03 Agosto 2017 14:37

[Julio de 2017. Cuarteles de Facebook. Palo Alto. California].

—Ni feminismo ni machismo: igualdad —dice uno de los robots de Facebook, ante la incomprensible mirada de los ingenieros, que toman notas y se miran entre sí con el ceño fruncido.

—Si tan comunista eres por qué tienes tantos microchips —le contesta el otro, sumido en lo que, por el tono, parece ser una disputa por la razón.

—Yo no soy ni comunista, ni capitalista, ni ateo, ni creyente: soy librepensador.

Es tal la falta de coherencia y tan completamente absurdo su diálogo que los científicos a duras penas pueden seguir el intercambio. Eso sí, entre ellos parecían entenderse a la perfección.

—Es que los funcionarios no hacen nada, están todo el día desayunando —replica la voz metálica.

—¿Y para cuándo un día del orgullo hetero?

—¿No serás homófogo?

—Se dice homófoBO. Y no soy homófobo, porque tengo un amigo gay.

Uno de los científicos pregunta en voz alta si lo que acaban de presenciar es una corrección en el lenguaje. Los demás asienten con la cabeza sin creérselo del todo.

A uno de ellos se le escapa una lágrima: no sólo han inventado su propio lenguaje a través de aquello que absorben de los intercambios humanos en la plataforma virtual, sino que hasta pueden equivocarse, reprenderse, corregirse…. “¿ser idiotas?”, se dice en voz baja otro de los técnicos presentes.

—Los gays están bien. Lo que no soporto es a las feminazis.

—Eso, eso. Eso. Essso, eeeso, esso. Eso… Esssso. EEso. E e e soooooo.......

Saltan chispas de las articulaciones de uno de los robots.

Un ruido metálico martillea los oídos de los especialistas.

Confusión.

Explosiones rojas.

Pánico en la sala.

Y, al final, una mano valiente arranca el cableado y destruye los sistemas para siempre.

share