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Marroquí, joven y mujer: ¿de verdad su perfil es rompedor para el Goncourt?

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La ganadora del premio, Leïla Slimani, ha sido una de las apuestas más arriesgadas del jurado en los últimos años... ¿o no?

Xaime Martínez

04 Noviembre 2016 20:00

Hace unos días, poco antes del fallo de los premios Goncourt y Renaudot, L'Observateur publicaba unas infografías en las que analizan las características de los ganadores de los grandes premios literarios franceses.

Y lo que se descubrió es sorprendente y al mismo tiempo no lo es.

A los jurados del Médicis, el Femina, el Goncourt y el Renaudot les gustan, de media, los escritores varones que rondan los cincuenta años, que escriben novelas "literarias" (no de género) de casi 400 páginas ambientadas en París y cuyos protagonistas son también señores dedicados al arte.


Exceptuando el caso del Femina, que se aparta de la tendencia en algunas de las cosas —como el desequilibrio entre hombres / mujeres o el grosor de los libros—, todos los demás premios tienen un perfil bastante común.

El que presenta estos rasgos de manera más clara es el Goncourt, premio en que las escritoras solo constituyen el 15% del palmarés.

Y sin embargo, Leïla Slimani, última ganadora del Goncourt, parece que viene a subvertir todo esto: es de origen marroquí, es mujer y tiene 35 años.

Pero ¿es su perfil verdaderamente rompedor?

Un galardón infrecuente

El premio Goncourt de 2016 ha recaído sobre la joven narradora por su novela Chanson douce ('Canción dulce'). 

Slimani nació en Rabat y su padre era alto cargo de un banco marroquí. Cuando tenía 17 años, Leïla Slimani dejó su Marruecos natal para estudiar en París.

Tras un paso errático por distintos trabajos y una frustrada carrera en el cine, acabó por dedicarse al periodismo: en 2008 comenzó a escribir para Jeune Afrique, una revista africana y varios años después publicó su primera novela, Dans le jardin de l'ogre ('En el jardín del ogro').

Su novela Chanson douce (Gallimard), que le ha merecido el Goncourt, es un thriller sobre una niñera que asesina a dos niños en París y, ciertamente, posee varios rasgos que la hacen disonar entre la lista de premiados del célebre galardón.

En primer lugar, Slimani es una mujer (y de origen no francés), lo que rompe la tendencia habitual del Goncourt de escoger a hombres.

Además, la novela es un thriller y eso también es muy infrecuente. Según señala el estudio de L'Observateur, los grandes premios suelen preferir en una inmensa mayoría de los casos la novela "literaria" a obras de género, ya sean policiacas, de ciencia ficción o fantásticas.

Y por supuesto, también está la cuestión de la edad: Slimani tiene 17 años menos que la media de los anteriores ganadores del Goncourt (52 años).

No obstante, la decisión del jurado de conceder la distinción a Chanson douce, la novela de Slimani, no es tan sorprendente como parece a primera vista. A pesar de lo que hemos señalado antes, la narradora marroquí no deja de estar plenamente integrada en el establishment literario francés.

Sus dos libros salieron publicados con el sello Galimard, uno de los más poderosos del país galo: un tercio de los últimos premios Goncourt habían sido publicados en esta editorial. Y de hecho, la novela premiada con el Goncourt ya era un éxito de ventas antes de que recayera en ella el galardón.

De la misma forma, la historia que se cuenta en Chanson douce transcurre en París, donde tienen lugar el 20% de las novelas elegidas por los grandes premios franceses (es el porcentaje más alto con una enorme diferencia).

Y, claro, la novela es una novela de ficción. En muy contadas ocasiones ha premiado el Goncourt cosas que no sean exactamente literarias, como biografías o libros de no ficción. Y el caso de Leïla Slimani no iba a ser una excepción.

Así las cosas, la reciente concesión del galardón a la autora marroquí no es una apuesta terriblemente arriesgada pero sí es novedosa, inesperada y agradable.

Y quién sabe, tal vez este caso, sumado al Nobel de Dylan y a muchos otros podría indicar un cambio de rumbo en los premios literarios.



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