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Artículo 25 años de los Acuerdos de Oslo y la paz sigue lejos de Oriente Próximo Now

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25 años de los Acuerdos de Oslo y la paz sigue lejos de Oriente Próximo

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El 13 de septiembre del 93, Israel y Palestina firmaron un documento histórico que daría la paz definitiva a Oriente Próximo. Hoy nadie ha celebrado el aniversario y estas son las razones

Martí Renau

13 Septiembre 2018 17:35


“Es momento de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel”. El 6 de diciembre pasado un Donald Trump solemne anunciaba la decisión que, hasta el momento, ningún otro presidente de Estados Unidos se había atrevido a tomar. Dos días después, el líder de Hamás, Ismael Hanniya hacía un llamamiento para que los palestinos participaran en la tercera Intifada. Habían pasado 17 años desde la segunda, en la que cerca de 1.000 israelíes y 5.000 palestinos perdieron la vida.

Y así casi siempre, desde casi siempre. Porque la violencia en el eterno conflicto de Oriente Próximo parece no cesar nunca. Pero hace hoy justo 25 años, 13 de septiembre de 1993, se intentó.

El expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, presenciaba en la Casa Blanca el apretón de manos entre el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat y el primer Ministro de Israel, Isaac Rabin. Una fotografía llena de sonrisas que quedaba para la historia. Acababan de firmar los Acuerdos de Oslo, un documento que pretendía sentar las bases de una futura solución permanente en el conflicto entre Israel y Palestina.

Palestina reconocía la existencia del Estado de Israel y este reconocía a la OLP -ilegalizada hasta el momento por ser considerada organización terrorista- como “legítima representante del pueblo palestino”. Con la firma de los Acuerdos, Palestina veía más cerca la creación de su propio Estado e Israel se aseguraba una teórica paz que tendría que culminar 5 años después, con la signatura del acuerdo definitivo. Pero un cuarto de siglo más tarde, la paz en Oriente Próximo sigue siendo una utopía.

Israel culpa a Palestina del fracaso y Palestina culpa a Israel. Para los israelíes, la expansión del grupo islamista Hamás y, por consiguiente, el aumento de los atentados y los ataques suicidas en territorio israelí se deben a la presidencia de Yasir Arafat, al que también acusan de promover la segunda Intifada. Para los palestinos, Israel se aprovechó de los acuerdos para incrementar la presencia de colonos en los asentamientos conquistados en la guerra de los 6 días de 1967 y además obstaculizó la creación del -teóricamente- prometido Estado de Palestina.

En ninguno de los dos países se ha festejado hoy la efeméride.

En el transcurso de estos 25 años, las víctimas mortales, las detenciones y los abusos ya se cuentan por miles y el proceso de paz abierto en 1993 ha quedado enterrado, si es que alguna vez se desenterró.

Y por si fuera poco: Donald Trump. Reconociendo a Jerusalén como capital de Israel o trasladando la embajada de Estados Unidos a la Ciudad Santa, el presidente norteamericano no solamente ha empoderado al Estado hebreo, que se sabe en uno de sus momentos más fuertes, respaldado y más capaz de plantar cara; sino que también ha avivado las llamas del conflicto en Oriente Próximo. Unas llamas que hoy, en 2018, arden igual o más que en 1993.

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