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Artículo Berlusconi, xenofobia y caos: el cóctel de las elecciones en Italia Now

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Berlusconi, xenofobia y caos: el cóctel de las elecciones en Italia

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Getty Images
 

Los primeros resultados ponen muy difícil la construcción de una mayoría parlamentaria

Antonio J. Rodríguez

04 Marzo 2018 21:04

Italia es un país cuyo sistema político se inclina a la volatilidad: ninguno de sus partidos —recordaba recientemente Jacobin— tiene 30 años, e incluso aquellos que fueron creados a comienzos de los 90 han cambiado constantemente su identidad: «la fuerza en alza hoy, La Lega (formalmente conocida como la Liga Norte), fue durante un tiempo un revoltijo de thatcheristas, libertarios y ex comunistas empeñados a la autonomía del Norte (o incluso a su independencia) con respecto al Sur. Hoy es un movimiento nacional que ha entrado en el terreno de la extrema derecha».

Fiel a este caos, los primeros recuentos electorales dan la victoria al Movimiento 5 Estrellas, si bien la coalición de centro derecha los superaría en número de votos. De esta forma, las primeras impresiones apuntan a un parlamento colgado. Se tratan entonces estas de unas elecciones en las que el electorado le ha dado la espalda a los partidos tradicionales. En palabras de Andrea Marcucci, uno de los senadores del gobierno saliente: «Los votantes han hablado de manera muy clara e irrefutable. Los populistas han ganado y el partido democrático ha perdido». Plantea así el escenario actual más preguntas que respuestas, en donde construir una mayoría parlamentaria será difícil, si no imposible.

Tampoco el hecho de que las propuestas sobre la mesa sean novedosas ha sido un aliciente para estas elecciones: como recogía el diario británico The Guardian, votar por el «menos malo» era una máxima habitual entre los italianos que este domingo hacían cola en los colegios electorales, en una jornada donde lo más reseñable han sido las dificultades derivadas por el cambio de votación, y la irrupción de una activista de Femen, que llevaba pintado en el pecho el lema «estás acabado», en el momento de la votación de Berlusconi. El líder de 81 años ha declarado al respecto: «era guapa».

Actualmente, la economía Italiana atraviesa una fase de crecimiento, que sin embargo no avanza a la misma velocidad que la zona euro, y entre cuyos problemas continúa la deuda pública —la suya es la segunda mayor de Europa— y un paro del 10%. Igualmente, y a pesar de que la crisis migratoria parece bajo control, la xenofobia ha sido uno de los elementos definitorios de esta campaña, viciada por un importante número de agresiones racistas en los últimos tiempos: 152 desde 2014. A este respecto recordaba El País que mientras solo el 7% de la población es inmigrante, los italianos dicen en las encuestas que creen que esa cifra supera el 30%.

A pesar del desencanto generalizado de los italianos, no menos cierto es que el euroescepticismo ha menguado en los últimos tiempos: hoy, de hecho, solo la Liga Norte mantiene su rabia contra Bruselas. «La opinión pública —afirmaba un analista del Corriere della Sera—, a pesar de haberse enfriado con respecto a Europa si miramos diez años atrás, no quiere separarse porque tiene miedo a las consecuencias negativas».

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