En su polémico primer discurso pre electoral, Viktor Orban también ha prometido "armas legales cada vez más potentes" para evitar la llegada de refugiados a Hungría
Al parecer, la xenofobia van a ser el leitmotiv de la campaña electoral de cara a las próximas elecciones en Hungría. O así lo sugieren las polémicas declaraciones que ha vertido el primer ministro húngaro en un acto celebrado el domingo.
En su primer mitin precampaña, Viktor Orban ha alertado del “peligro” para Europa del islam y de los inmigrantes y ha llamado a defender el cristianismo como única esperanza para el continente.
El político ha incidido ante sus seguidores sobre el aumento de la población musulmana en países occidentales; mientras, fuera del recintom cientos de personas se manifestaban en su contra. "Si esto sigue así, el islam pronto será mayoría y Occidente se hundirá", ha vaticinado.
El primer ministro también ha establecido una diferencia entre el centro de Europa y “Occidente”, al que ha descrito como "países de inmigración, donde la islamización avanza". Según él, esto es una mala noticia para los países de Europa Central. "Nosotros somos solidarios con los que quieren defender sus patrias y no con aquellos que quieren un poscristianismo", ha afirmado.
Orban también ha prometido aplicar “armas legales cada vez más potentes” para evitar la llegada de refugiados a Hungría. Además, el primer ministro ha adelantado que entregará a la presidencia búlgara de la UE un proyecto para "resolver la defensa de las fronteras europeas". "Si cerramos las fronteras, nadie entrará y no habrá que reubicar a nadie", añadió.
La elecciones se celebrarán el próximo 8 de abril y, por lo que parece, el discurso xenófobo y antimigratorio de su primer ministro parece haber calado en el electorado húngaro. Según los sondeos, se prevé que gane el partido de Orbán con un apoyo del 40%, seguido de la extrema derecha con un 20%.
Estos datos son solo un ejemplo más del viraje ultraderechista que está viviendo la región. En Polonia, como en Hungría, la ultraderecha gobierna desde 2015. El partido Ley y justicia polaco ganó las elecciones con un 40% de los votos. Desde entonces, las demostraciones xenófobas y de corte nacionalista no han dejado de producirse en el país. Estados como República Checa, Austria, Bélgica, Francia o Alemania también han visto dispararse la presencia de partidos ultraderechistas en sus últimas elecciones. Incluso Grecia, antiguo faro de la izquierda europea, también vive un repunte nacionalista.
¿El último ejemplo de esta peligrosa tendencia? La marcha neonazi que el pasado fin de semana sacó a las calles a centenares de militantes de extrema derecha en Sofía, Bulgaria. Una manifestación homenaje a un militar búlgaro antisemita y simpatizante de Hitler que fue permitida en el último momento por un Tribunal búlgaro.