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Ya nadie puede creer que Facebook sea un cordero inocente

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Getty-Arte PG
 

¿Sabían aquellas personas que entraban en un inocente juego que sus datos serían empleados para despertar sus miedos más profundos, y que estos tal vez les llevarían a votar a Trump? Para algunos activistas digitales, el escándalo de Facebook pone sobre la mesa el nulo derecho que establecen compañías como Facebook: «Es como si te hago firmar un contrato en el que digo que tú te conviertes mi esclavo. La esclavitud, sencillamente, es ilegal».

Rafa Martí

21 Marzo 2018 19:34

El escándalo de Cambridge Analytica está cerrando el cerco, cada vez más rápido, sobre Mark Zuckerberg y Facebook. La teoría de que la gran red social es una plataforma no maliciosa con buenos fines que fue usada vilmente por el psicólogo Alexandr Kogan y Cambridge Analytica para obtener datos de más de 50 millones de perfiles de usuarios para luego usarlos con fines políticos, es cada vez más frágil. Prueba de ello es la pérdida de 60.000 millones de dólares en bolsa y las iniciativas por parte de las autoridades en Estados Unidos y en Europa para obtener explicaciones. Se acabó el juego: es el momento de asumir responsabilidades.

Sergio Salgado, del colectivo por los derechos digitales XNet lo tiene claro: "El negocio de Facebook es la venta de datos con independencia de para qué se usen. Primero fue con las fake news y ahora con los datos. Nunca les importó que circulasen noticias falsas o que los datos terminasen en manos de empresas como Cambridge Analytica que ya se sabía lo que hacían; lo único que les importaba era que entrase el dinero".

En la misma línea se pronuncia Luis Fernando García, de r3dmx, el homólogo de Xnet en México:

En efecto, tienen razón, pero hay matices. Marc Argemí, experto en microsegmentación política y autor de El sentido del rumor. Descubre lo que el poder y las empresas pueden hacer con tus datos (Península, 2017), donde ya avanzó a qué se dedicaba Cambridge Analytica apenas meses después de la victoria de Trump, dice: "No es apropiado decir que Facebook vende sus datos al mejor postor. Facebook tiene una de las API más inaccesibles sobre sus datos. Es decir, una empresa que quiere usar Facebook para microsegmentación, obtiene lo que Facebook quiere darle. En el caso de Cambridge Analytica se creó una app que recogía datos de los perfiles, pero no es que tuviese acceso al inmenso archivo de datos que guarda la red social a cambio de dinero. Lo que ahora está por determinar, y por lo que es relevante la filtración de estos días, son los mecanismos que tiene Facebook para controlar el uso que se da a los datos recabados por ese tipo de apps y el conocimiento previo de qué se hace con ellos. Lo que parece que es el caso es que puede crearse una app de recogida de datos con fines académicos para luego usarse para fines políticos sin que a Facebook le importe demasiado".

«Están por determinar los mecanismos que tiene Facebook para controlar el uso que se da a los datos recabados» (Marc Argemí)

Facebook se ha amparado siempre en su neutralidad como proveedor no responsable de una plataforma en la que el usuario siempre da el consentimiento sobre el uso de sus datos. Pero, como dice Argemí, el problema es: "¿Sabían quienes entraban en This Is My Personaliity que los iban a usar para despertar sus miedos más profundos y que estos les llevasen a votar a Trump?". A esto, Salgado añade que los contratos que establecen compañías como Facebook son de nulo derecho. "Es como si yo te hago firmar un contrato en el que digo que tú te conviertes en mi esclavo. Por mucho que lo firmes, no tiene ninguna validez, porque la esclavitud es ilegal", apunta.

«¿Sabían quienes entraban en This Is My Personaliity que los iban a usar para despertar sus miedos más profundos y que estos les llevasen a votar a Trump?»

Para el activista, el caso solo confirma los peores temores del negocio del Big Data que se ha urdido en los últimos años: "Empresas como Facebook quieren devolvernos a todos a un estado de calidad informativa como el que había en el siglo XIX, donde solo consumimos lo que quiere el poder, en este caso, las marcas y los políticos que más pagan, con el único fin de ganar dinero y reventar la bolsa. Esto lo hace a través de la recolección masiva de datos. No es Big Data, sino Deep Data. La mayoría de lo que tienen ahora no sirve para nada. Pero con la llegada del machine learning, todo lo que saben de nosotros puede tener posibilidades infinitas. Estamos en el umbral de ese momento y para evitarlo es crucial que compañías como Facebook caigan".

«Es como si yo te hago firmar un contrato en el que digo que tú te conviertes en mi esclavo. Por mucho que lo firmes, no tiene ninguna validez, porque la esclavitud es ilegal» (Sergio Salgado, XNet)

En este sentido, a las iniciativas de los reguladores las acompaña un resurgir de campañas como #LeaveFacebook o mensajes como los de Edward Snowden, que no duda en definir a Facebook como una "compañía de vigilancia", "cómplice" de las prácticas de empresas como Cambridge Analytica y de la distribución de fake news, y no una víctima de los poderes políticos.

A principios de año, Mark Zuckerberg anunció cambios en el algoritmo de Facebook para precisamente luchar contra las fake news. También Facebook requirió a Cambridge Analytica que borrase los datos. Pero para activistas como Salgado, estos son simplemente "gestos que se hacen cuando sienten el peligro de los jueces encima que ponga en riesgo la totalidad del negocio".

"Facebook opera en limbos legales con pleno conocimiento -advierte Salgado. A falta de regulaciones, sobre todo en Estados Unidos, hacen declaraciones de buenas prácticas que ahuyentan por un tiempo a los reguladores. Es el caso de Safe Harbor y posteriormente el Safety Shield".

El activista apunta que las nuevas revelaciones posiblemente no logren acabar con Facebook de la noche a la mañana, pero sí puede significar un cambio de era en internet. "Todo va por ciclos de centralización y recentralización. Cayeron las puntocom y todo volvió a ser el salvaje oeste hasta que aparecieron las grandes tecnológicas para volver a centralizarlo todo. Ahora puede que estemos en un nuevo momento de disolución", dice.

«Las nuevas revelaciones posiblemente no logren acabar con Facebook de la noche a la mañana, pero sí puede significar un cambio de era en internet».

Otra cosa no menos importante es que las revelaciones también han conseguido que Zuckerberg pierda credibilidad y que su carrera meteórica de los últimos años se haya encontrado con un buen muro. Al día siguiente de que Donald Trump ganase las elecciones, el CEO de Facebook, lleno de aparente indignación, hizo un amago para presentarse a la presidencia, erigiéndose como el único que podría solucionar semejante catástrofe política. Conocidos ahora más detalles sobre el caso de las fake news y el uso político del data, ni siquiera parece una posibilidad.

Por otro lado, el caso de Cambridge Analytica ha hecho despertar la conciencia sobre una realidad que se conocía hace tiempo: el uso de datos personales para orquestar campañas políticas de gran eficacia. Argemí, el autor del libro, recuerda que esto es tan antiguo como lo son los estudios de opinión y las encuestas. "La microsegmentación —apunta— siempre se ha usado. Solo que, ahora, lo que ha permitido la tecnología es que se destruya toda intermediación. Las redes permiten recopilar, analizar y distribuir de forma automática".

Obama hizo uso de la microsegmentación, al igual que decenas de partidos se han servido de los servicios de Cambridge Analytica para procesos electorales, usando tácticas más que dudosas. "Ahora, la diferencia, es que se ha descubierto un uso de datos no autorizado, con Facebook en el centro de la polémica", concluye Argemí.

Está previsto que Mark Zuckerberg comparezca en las próximas horas, según ha dicho Axios. También se ha informado que no apareció en una reunión con parte de sus empleados ayer y el Daily Beast afirma que está trabajando contrarreloj para buscar una salida a esta crisis. La caza está cercana a concluir.

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