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Se buscan 2.500 mujeres dispuestas a pagar el parto en casa de una española

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La iniciativa activa un debate polémico desde hace años: ¿parir en casa debería estar cubierto por la Seguridad Social?

anna pacheco

18 Abril 2018 17:37

Parir en casa era algo que hacían nuestras abuelas y bisabuelas. La mayoría lo hacían porque no les quedaba otra opción. Mi abuela parió a seis hijos en un pueblito de Jaén y todos están la mar de estupendos. Lo explica así porque le gusta mucho regodearse. Tampoco le han hecho nunca ninguna mamografía ni revisión ginecológica. En el parto de mi abuela había paños calientes, una vecina que hacía de matrona y los otros hijos que miraban al siguiente que llegaba. La matrona no era matrona, pero a efectos prácticos todo el mundo la trataba así. Por algo había atendido todos los partos de las muchachas del vecindario: de tanto ensayar, se le había quedado el oficio.

Ahora parir en casa es otra cosa: una opción que eligen alrededor de 800 mujeres en España, según asociaciones pro parto natural. No existen datos oficiales. Parir en casa es legal, pero no está regulado. No entra por la Seguridad Social. La práctica se ha aburguesado: quienes la eligen es porque pueden permitirse pagar entre 1.900 y 2.500 euros para dar a luz.

Desde el derecho más básico de decidir cómo y dónde quiere dar a luz, hasta a ser tratada con respeto y como una adulta. Durante el embarazo y el parto se infantiliza a las mujeres y se les trata como si fueran niñas “mamis” o “gorditas” ( Elena Gil Rodríguez, El Parto es Nuestro)

En este contexto de una práctica más bien elitista, surge la iniciativa de la activista Jesusa Ricoy. “Se buscan 2.500 mujeres dispuestas a sufragar los costes de un parto en casa”. Es el parto en casa de la española Samanta Garcia. Su hermana, Noelia, se puso en contacto con Jesusa y así surgió la idea. Si cada mujer dona un euro (y se convierte en “matrocinadora” como le gusta llamarlas a Ricoy), Samanta también podrá tener su parto en casa, que es su deseo. En el Reino Unido, lugar en el que desarrolla su actividad Ricoy, el parto domiciliario está plenamente aceptado y costeado por la Seguridad Social. También en Australia, en Canadá o en Holanda, donde cada vez que hay un parto en casa una ambulancia espera a las puertas de la casa para una situación de emergencia.

En España de momento no hay nada de eso.

"Me han escrito más mujeres y me encantaría que nuestra comunidad en Patreon pudiera de vez en cuando pagar el parto de alguien al menos hasta que la Seguridad Social los costee", explica Ricoy a PlayGround.

“Entendemos este tipo de iniciativas solidarias ya que hay muchas mujeres que no pueden hacer frente al coste que supone contratar a un equipo especializado de atención al parto. Pero nuestro objetivo es que no deba ser algo que dependa de tu posición económica o de la solidaridad de otras mujeres”, explica Elena Gil Rodríguez, vicepresidenta de El Parto es Nuestro. Esta plataforma está batallando para que el parto legal se incorpore al catálogo de servicios ofertado por la Seguridad Social. De momento, también hay una campaña en Change.org, firmado por más de 15.000 mujeres.

“Hemos olvidado que el embarazo y el parto no son procesos patológicos, si no fisiológicos y que en la mayor parte de ocasiones se desarrolla sin incidencias siempre que se respeten los tiempos y las necesidades de madre e hijo”, explica Gil. Para ella, los beneficios de un parto en casa está claro: se consigue mayor bienestar en la madre y se evita medicalizaciones innecesarias a lo largo del proceso. Por ejemplo: uso de oxitocina y epidural, el uso de fórceps sin justificación médica o la episiotomía (corte vaginal). “Además, son partos acompañados por matronas que suelen tener una visión menos intervencionista y más respetuosa de las necesidades y los tiempos”, agrega.

Según algunos estudios,la tasa de mortalidad neonatal en los partos en casa triplica la de los partos hospitalarios

La violencia obstétrica, es decir, cualquier acción que patologice los genitales humanos reproductivos naturales y biológicos, está presente en la vida diaria y los embarazos de muchas mujeres en España. Según datos del Ministerio de Sanidad (publicados en 2015 con datos de 2012) los partos inducidos en España, 19,4% , están por encima del estándar que marca la OMS, 10%.

“Actualmente se siguen sin respetar muchos de los derechos que toda mujer tiene en su embarazo y parto. Desde el derecho más básico de decidir cómo y dónde quiere dar a luz, hasta a ser tratada con respeto y como una adulta. Durante el embarazo y el parto se infantiliza a las mujeres y se les trata como si fueran niñas “mamis” o “gorditas”, explica. Sin embargo, no existe unanimidad ni consenso en la comunidad médica respecto al parto en casa y si este debería cubrirlo la Seguridad Social.

En España, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, a través de su presidente, se ha manifestado en algunas ocasiones de forma contraria a esta práctica, que conciben como un riesgo innecesario. También una docena de estudios realizados por investigadores de Portland (Estados Unidos) sugieren que, si bien el parto domiciliario ofrece una serie de beneficios para la madre (menos violencia o un alumbramiento más humano) y para el bebé (menos problemas de prematuridad o bajo peso), el coste a pagar por todo eso es bastante alto: la tasa de mortalidad neonatal en los partos en casa triplica la de los partos hospitalarios.

Es decir, según este estudio, parir en casa está bien cuando todo sale bien. Pero tienes más números de que las cosas salgan mal. Recientemente, el ginecólogo madrileño Jackie Calleja publicó un tweet bastante crítico relacionado con el tema y en el que desaconsejaba parir en casa precisamente por las complicaciones habituales que se derivan de cualquier parto. En este caso, su paciente sufrió una hemorragia —la causa más frecuente de mortalidad materna, según la OMS— y sobrevivió, pero gracias a estar hospitalizada. De haber parido en casa, "no lo cuenta", describió Calleja en otro tweet.

"No creo que sea un capricho, en absoluto. Las que parimos en casa tenemos que encontrar profesionales que nos gusten, buscar opiniones y experiencias de otras mujeres, capear las presiones de la familia y amistades... Y todo esto no está disponible fácilmente", explica Nuria Otero, madre de tres hijos. El tercer parto fue en casa y asgura que volvería a repetir si encontrara a la matrona adecuada.

Otero lo tiene claro: la Seguridad Social debería cubrir este tipo de partos. Además, recalca, si tomó la decisión se debe a dos malas experiencias previas: "No quería volver a pasar por la incertidumbre de si las intervenciones que se llevaban a cabo, sobre todo en el bebé, no fueran adecuadas", explica. En su caso, el primer parto "fue muy intervenido y poco respetado". En el segundo, "el parto fue muy respetado, pero no el posparto, en el que hubo mucho maltrato hacia los padres, culpabilización y nada de ayuda".

"Las mujeres están siendo cada vez más conscientes de su protagonismo en el parto y de los derechos de los que son portadoras. Y hay también cada vez más personal sanitario consciente con las malas prácticas y la violencia ejercida en algunas ocasiones", subrayan desde la organización El parto es Nuestro. Para ellas hay un mensaje claro y urgente: ninguna opción es más valida que otra, ningún parto es mejor que otro, siempre que se respete los derechos de la mujer. Pero cada mujer debería poder parir como quiera.

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