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Un juez de Nueva York ordena a un hombre de 30 años que se marche de casa de sus padres

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CNY Central photo.
 

No trabaja, no busca trabajo, no colabora en las tareas domésticas y... no entiende por qué tiene que irse

E.M.C.

23 Mayo 2018 14:13

Frente a muchos padres y madres luchando contra el síndrome del nido vacío, cada vez son más los que tienen que hacerlo contra el del hijo parásito: ese que no se va de casa ni con agua caliente, ni con fría, ni con indirectas, ni con directas. Ni tampoco cuando se ve la primera cana en los cojones o cuando le dicen que a su edad ya no puede seguir usando el carné joven.

Ante situaciones desesperadas, no queda más remedio que tomar medidas desesperadas, y a estos padres de Nueva York no les quedó otra que llegar a los tribunales para lograr echar a su hijo de 30 años del hogar familiar.

El juez, obviamente, les ha dado la razón.

"Juez ordena a un hombre de 30 años a mudarse de casa de sus padres.

Si los padres hubiesen cambiado la contraseña del wifi hace años, no tendrían que haber denunciado al 'niño' de 30 años para que se fuera".

El juicio tuvo lugar el martes, donde el juez Donald Greenwood intentó convencer a Michael Rotondo (el parásito) de que se buscase la vida como un adulto. Rotondo, que ni trabaja ni lo intenta, se defendió a sí mismo en el juicio, y pedía 6 meses más de margen para poder organizar su futuro (hace ocho años que volvió a la casa familiar). Greenwood le respondió que su exigencia era “indignante” y que debía marcharse.




Para los defensores de las causas perdidas que por algún motivo estén sintiendo ganitas de defender al susodicho, vamos a aclarar que Christina y Mark Rotondo, los padres de este adolescente treintañero, llevaban meses pidiéndole hasta por escrito que se fuese de una vez.

"2 de febrero de 2018

Michael:

Después de discutirlo con tu madre hemos decidido que debes dejar esta casa inmediatamente. Tienes 14 años para marcharte. No tienes permitido volver. Tomaremos las acciones que sean necesarias para reforzar esta decisión.

Mark y Christina Rotondo".

Incluso se ofrecieron a ayudarle económicamente para darle un empujoncito en los inicios, pero eso a Michael no le pareció un buen plan.

En abril, desesperados, Christina y Mark fueron a los juzgados de su pueblo (en los alrededores de Nueva York) para poder iniciar el proceso de echar legalmente a su hijo de casa, pero allí les indicaron que debían gestionar el caso en el Tribunal Supremo del estado.

"Lo siento, pero Michael Rotondo tiene que tener su propia vida. ¿Por qué tantos hombres acaban quedándose en el sótano de sus padres? #siniestro".

Según parece, en lugar de sentirse avergonzado Rotondo pareció disfrutar de su momento de gloria, pidiendo a las cámaras de televisión que le entrevistaran, aclarando que no vivía en el sótano, que tenía su propio cuarto y que se hacía él mismo la colada.

Sin que se le saltaran los colores justificó no haber colaborado de forma alguna con sus padres porque “nunca se le ha pedido que colabore con los gastos de la casa , las tareas domésticas y de mantenimiento, y alega que es simplemente un componente de su acuerdo de convivencia”.


Rotondo dijo también tener “un negocio”, del que solo respondió que era “su negocio” cuando se le preguntó acerca de él, y tiene un hijo pequeño del cual perdió la custodia el año pasado.

Michael Rotondo encarna a ese millennial vago, narcisista e irresponsable del que hablan los señores y las revistas escritas por señores.

"Otro millennial arrogante, irrespetuoso, desgraciado y consentido que siente el mundo le debe algo. Haría que sus padres le limpiasen el culo se pudiera. Michael Rotondo no tiene la decencia para sentirse avergonzado por todo esto. Perdedor".

Aunque, por desgracia, todos conocemos a más de un Michael Rotondo en nuestro barrio…

La palabra “generación” debe de ser una de las mejor amortizadas en los últimos tiempos.

"La palabra 'generación' ofrece un fantástico límite, como un círculo de tiza mágico para separar a los adultos buenos, honestos y trabajadores como nosotros, los millennials vagos, consentidos que vinieron después de nosotros, a los que Satán ha infectado con la diabólica idea de que ser felices está bien".

Como pasa siempre, pagan justos por pecadores. Nos van a seguir criticando igual, pero al menos, que sea fácil dejar en evidencia lo equivocados que están: no seas un vago y un jetas, no seas un Michael Rotondo.


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