Sobornos en todos los niveles y libros de contabilidad secretos, entre decenas de prácticas ilegales para desviar fondos de la UE a intereses privados
Los asesinos y violadores de Victoria Marinova, la periodista búlgara de 30 años que investigaba un caso de corrupción en el país, no previeron que su muerte daría más visibilidad que nunca al caso. Marinova, del canal de televisión TVN, trabajaba en el tema con el portal de investigación Bivol, vinculado a Wikileaks y comprometido con destapar escándalos corruptos. Marinova entrevistó a Dimitar Stoyanov, de Bivol, antes de ser asesinada. Stoyanov está detenido por la policía búlgara.
El portal publicó el pasado 18 de septiembre un extenso reportaje en el que explicaba las complejidades de la red de corrupción que asola a Bulgaria y que Marinova quería amplificar a través de su influencia mediática. El texto contiene enlaces a documentos originales que respaldan todas las revelaciones.
El reportaje explica que un grupo de empresas de consultoría ligadas a grandes compañías constructoras tenía libros de contabilidad secretos en los que figuraban comisiones, sobornos y beneficios netos que estas obtenían de fondos públicos de la UE destinados al desarrollo de Bulgaria, mientras que los libros públicos ocultaban todo tipo de actividades ilegales.
Las empresas, englobadas principalmente dentro de GP Group, se aprovechaban de los fondos europeos destinados a programas de desarrollo regional, eficiencia energética y operaciones. GP Group era el mismo que hacía la consultoría y auditoría de cuentas sobre los proyectos financiados, con lo que el circuito de corrupción estaba bajo su control.
Por un lado, GP Group se beneficiaba de proyectos de contabilidad y control externo diseñados para su propio beneficio, o por exigencia de proyectos más grandes a cargo de empresas de construcción de infraestructuras. En este tipo de iniciativas se invertía mucho menos de lo proyectado, tanto en materiales, calidad o mano de obra. Después se emitían facturas falsas auditadas por las propias firmas de consultoría y de ahí se obtenía el margen, en perjuicio de la calidad de las infraestructuras. Los libros de contabilidad también muestran que las mismas compañías de consultoría trabajaban simultáneamente en grandes proyectos, hecho que da fe de que muchos de ellos fuesen ficticios.
Para evitar la fiscalización de los poderes públicos, GP contaba con una red de sobornos que afectaba a todas las escalas e instituciones públicas implicadas en los fondos europeos. De hecho, de lo extraído de los libros de contabilidad secretos, GP habría destinado hasta el 55% de los beneficios millonarios obtenidos entre noviembre de 2013 y febrero de 2015 al pago de comisiones. Las cuentas muestran también que, a pesar del alto coste de estos pagos, los tres propietarios del grupo, amasaron una fortuna que triplicaba toda la base salarial de sus centenares de empleados.
En los documentos aportados por Bivol aparecen como destinatarios de los pagos de comisiones nombres del Ministerio de Medioambiente y Aguas, así como de la Inspección Regional de Medioambiente y Aguas de Bulgaria, con lo que las actividades ilegales quedaban protegidas. El portal también revela que los proyectos adjudicados a las compañías de GP Group se daban en ayuntamientos controlados por el partido en el poder, GERB, pero también ocurría en consistorios gobernados por el partido de la oposición DPS.
Para terminar de cerrar el círculo, altos ejecutivos de las empresas de GP Group formaban parte de comités de organismos oficiales en los que figuraban como expertos independientes. Desde esas posiciones facilitaban las adjudicaciones, así como eliminaban las posibilidades de otras empresas de la competencia.
Las revelaciones, además de haber traído como consecuencia los brutales crímenes a Marinova, presentan una fuerte dificultad: que no haya un solo organismo independiente en el país y que, por tanto, nunca prospere una investigación en profundidad sobre el escándalo.
