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El Gobierno español está echando a inmigrantes del país a un ritmo vertiginoso en el último lustro: 54.963 entre 2013 y 2017, o lo que es lo mismo, una media de 30 al día. Los marroquíes forman más de la mitad de estas expulsiones -30.832-.
Estos datos han sido extraídos de una respuesta del Ministerio del Interior a la senadora Maribel Mora de Unidos Podemos, revelando que el número de expulsiones ha ido disminuyendo poco en los últimos 4 años, aunque aumentó en 2017. Tras los marroquíes, los argelinos son los que acumulan más expulsiones a lo largo del lustro, con 4.479 inmigrantes repatriados a la fuerza. No es ninguna casualidad, ya que estos países mantienen acuerdos bilaterales con España para facilitar la readmisión de los inmigrantes sin papeles.
En cuanto a las llegadas de inmigrantes, en España se duplicaron en 2018 por segundo año consecutivo hasta las 57.000. Mientras, en la Unión Europea -UE- se han registrado los números más bajos de los últimos cinco años -150.000 personas-, según las cifras publicadas por Frontex.
Se trata de un 92% menos que en 2015, cuando se alcanzó el pico de la crisis migratoria. Esta caída se debe a las duras políticas contra los inmigrantes en Italia, donde ha descendido hasta un 80% el número de llegadas a través del Mediterráneo Central.
Aunque los marroquíes y argelinos sean expulsados con cierta facilidad, el Gobierno no puede actuar de igual manera con los subsaharianos, ya que son más difíciles de identificar y repatriar a sus países de origen. Entre los expulsados destaca el número de senegaleses -757-, a raíz de un acuerdo bilateral de cooperación en materia de inmigración ilegal firmado en 2006, seguidos por los nigerianos -608- y los malienses -231-, a pesar de que para estos últimos también existe un acuerdo en materia migratoria desde 2007.
Como a la mayoría de subsaharianos no pueden expulsarlos, España opta por encerrarlos en los Centros de Internamiento de Extranjeros -CIEs- hasta que se ven obligados a liberarlos, ya que pueden retenerlos en el centro 60 días como máximo.
Los ciudadanos de Gambia y Costa de Marfil supusieron en 2017, por ejemplo, el 24% de los 8.237 internos de los CIEs.
Desde Latinoamérica, Colombia -2.576-, Bolivia -1.412-, Ecuador -1.369- y Brasil -1.067- son los países con más expulsados. En la UE, los rumanos -1.530- se llevan la palma en una lista en la que también destacan portugueses -277-, franceses -128- e italianos -101-, aunque la mayoría de los comunitarios son expulsados por delitos contra la seguridad del Estado, como tráfico de drogas o armas.
