En medio de la crisis política, económica y social que enfrenta Venezuela, existen esfuerzos educativos impulsados por diversas organizaciones, como Fe y Alegría
La compleja situación política y económica que atraviesa Venezuela aún no termina. Millones de venezolanos se vieron obligados a dejar sus casas para empezar una nueva vida en otro país.
Según una estimación que realizó la OEA a mediados del año pasado, la proyección de migrantes y refugiados venezolanos podría llegar a ser de entre 7.5 y 8.2 millones para finales de 2020.
Mientras tanto, aquellas personas que se quedan allí deben continuar surfeando adversidades para poder continuar con sus vidas. Y entre las cosas que no deben frenarse está la educación de cientos de miles de niños, niñas y adolescentes.
Distintas organizaciones trabajan en Venezuela para garantizar la educación de las personas, por ejemplo, en 2019, UNICEF envió una misión para entregar más de 300 mil kits escolares y además solicitó $70 millones de dólares para continuar satisfaciendo las necesidades más urgentes de niños, niñas, adolescentes y mujeres embarazadas en Venezuela.
También existen organizaciones nacionales que trabajan para mejorar la educación en el país, uno de esos proyectos es el de Fe y Alegría, una fundación que propone a las escuelas como un elemento importante para poder reconstruir el entramado social en lugares vulnerables o en periodos de crisis.
Este proyecto cuenta con más de 50 años de trabajo y se originó en Venezuela, donde empezaron a crearse las primeras escuelas de educación popular (un tipo de educación que atiende las necesidades de las personas más vulnerables). Con el correr de los años, estas instituciones se extendieron por toda América Latina.
En la región existen otras experiencias similares de educación popular. Por ejemplo, la organización La Poderosa, que trabaja en barrios humildes, logró generar espacios de educación no formal y apoyo escolar en Argentina, Bolivia, Chile y Colombia, por mencionar algunos ejemplos. Otro caso es el del Mocha Celis, una escuela popular que funciona en Buenos Aires y está orientada a la población trans.
Inclusión educativa
En el caso de la Fundación Fe y Alegría, la organización busca desarrollar propuestas socio-educativas que valoren la diversidad como una riqueza y permitan la inclusión de niños, niñas y jóvenes que son discriminados por el sistema educativo.
Este proyecto no sólo se ocupa de brindar formación académica y “tradicional”, sino que apunta a que esos niños, niñas y adolescentes que participan del proyecto puedan insertarse en el mercado de trabajo. Es por eso que también se enseña distintos oficios para que después ese conocimiento se convierta en un posible trabajo y un posible ingreso de dinero.
Todos los ejes de trabajo de esta fundación incluyen una perspectiva de género. Es por eso que en la formación académica y también en la enseñanza de oficios se busca reducir desigualdades entre hombres y mujeres: todos y todas pueden aprender lo que sea.
También hay clases de educación especial para personas con algún tipo de obstáculo cognitivo. Este tipo de enseñanza se brinda con la utilización de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTICs).
Así, este espacio desarrolla un proyecto de educación no tradicional pero inclusivo en todo el mundo. Actualmente tiene sedes en toda América Latina y también en algunos países de África y Europa.