Un tribunal de Rumanía rechaza dejar de considerar muerto a un hombre vivo

Para Rumanía, Constantin Reliu, un hombre de 63 años, está muerto. Un tribunal de la ciudad de Vaslui ha rechazado invalidar el certificado de defunción, aún después de presentarse en persona. La historia es la siguiente.

Reliu llevaba 20 años fuera de Rumanía. En 1992 se marchó a trabajar de cocinero a Turquía mientras que se esposa continuó en su país natal. En una de sus visitas, dos años más tarde, descubrió que su mujer le había sido infiel. El cocinero decidió romper el contacto y regresar de forma permanente a Turquía.

Al no recibir noticias de él durante años, su esposa creyó que había muerto y pidió su certificado de defunción, que se emitió en 2016. De todo este percal, Reliu se enteró el pasado diciembre cuando, por no tener los papeles en regla en Turquía, este país le deportó.

A llegar al departamento de aduanas, se encontró con que casi no le dejan entrar a Rumanía. Estaba registrado como muerto. Le retuvieron en una sala de interrogación durante seis horas, le midieron la distancia de los ojos para comprobar que correspondía con su fotografía del pasaporte y le tomaron huellas dactilares. Nadie daba crédito.

Una vez en Rumanía, solicitó volver a ser declarado vivo. El tribunal acaba de decir que llega tarde porque se le había terminado el plazo para solicitar un recurso que tumbara su certificado de defunción.

"Estoy oficialmente muerto, aunque estoy vivo", dijo el Sr. Reliu según recoge AP. "No tengo ingresos y, como estoy en la lista de muertos, no puedo hacer nada".

Ahora aspira a que el presidente de Turquía le vuelva readmitir. Un país donde él estaba felizmente vivo.