La ONG Orden de Abogados de Brasil (OAB) ha señalado a través de sus redes sociales a la Escuela de Equitación de la Sociedad Hípica de Brasilia por organizar una actividad infantil en la que los niños se dedicaban a pintarrajear a un caballo.
El suceso tuvo lugar durante unas colonias llevadas a cabo en dicha escuela cuando los encargados propusieron a los chavales pintar al animal de distintos colores, dejando sus patas, lomo y rostro cubiertos de garabatos.
“Ellos tuvieron la brillante idea de colocar al caballo como lienzo de pintura, diciendo que sería una actividad pedagógica”, dijo la integrante de la ONG Ana Paula Vascocelos al diario O Globo. “Dijeron que era un caballo rescatado, pero eso no justifica, la crueldad es la misma”.
Nada más conocer lo sucedido, la OAB compartió la fotografía en sus redes, y ahora se plantean tomar medidas legales denunciando a la escuela por maltrato animal. El responsable de marketing de la empresa, Muriell Marques, se ha defendido alegando que la pintura no era tóxica o peligrosa ni para los niños ni para el animal y que “el caballo estaba tranquilo, no estaba estresado”.
Considerar o no maltrato animal lo sucedido es demasiado subjetivo y complejo como dar una opinión firme sobre el tema a bote pronto, pero creo que hay varios motivos claros para oponerse a ello:
1) Pintar a un animal no tiene nada de pedagógico, así que no hay ninguna justificación didáctica para hacerlo.
2) Se estrese o no el animal, y más allá de si un caballo puede sentirse “humillado” como tal, está claro que al animal no le aporta absolutamente nada positivo pasar por eso.
3) Enseñar a niños pequeños que los animales pueden ser tratados como objetos y que existen para satisfacer nuestros deseos de entretenimiento (o de lo que sea) es promover una falta de empatía hacia otros seres sintientes que puede potenciar que normalicen el maltrato hacia ellos en el futuro.
Como consecuencia de la gran polémica que se ha generado en el país, los fiscales del Instituto Brasileño de Medio Ambiente están investigando a la escuela, que ahora ha de presentar el plan pedagógico que justifica semejante actividad, además de una evaluación a nivel veterinario del caballo.
El organismo no va a tomar medidas al respecto hasta haber analizado toda la información.
[Vía La Vanguardia]