PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo La desafortunada historia del heladero pakistaní que era millonario sin saberlo Now

Now

La desafortunada historia del heladero pakistaní que era millonario sin saberlo

H

Getty
 

Vivía en una chabola, vendía helados por las calles y tenía millones en el banco

Rosa Molinero Trias

05 Octubre 2018 12:15

“Soy el hombre más desafortunado del mundo”, aseguraba Muhammad Abdul Qadir, un heladero del Pakistán de 52 años que, sin él saberlo, ha tenido más de 15 millones de euros en el banco entre 2014 y 2015. Durante ese tiempo, igual que ahora, el vendedor ha vivido en una chabola y ha ganado poco más de 3 euros al día vendiendo falooda, un refrescante postre pakistaní.

La Agencia de Investigación Federal (FIA) detuvo a Muhammad para interrogarlo sobre su fortuna, que relacionaban con una gran red de lavado de dinero que involucraba a un mínimo de 77 cuentas bancarias falsas y que apuntan hacia el ex-presidente Asif Ali Zardari, del Pakistan People’s Party. No en vano se le conocía como Mr. 10% por las repetidas veces en las que se llevó millonarias mordidas mientras estaba en el poder.

“Cuando supe de todo esto, ya no tenía el dinero”, se apenaba el heladero, que vive en un suburbio de Karachi. La millonada, aunque ya no la posea, le ha cambiado la vida. Pero para mal. Los dos interrogatorios a los que ha sido sometido y su aparición en los medios han llamado la atención de la gente, que se burla de él diciéndole “Mira, un billonario que vende falooda”.

Además, su madre, preocupada por la reacción de los criminales que piensen que en realidad sí se ha enriquecido, le ha aconsejado que no salga a la calle para evitar riesgo de secuestro. De manera que el pobre Muhammad ya no puede ni trabajar para ganar unas pocas monedas.

La FIA no ha podido confirmar para The Guardian que la cuenta bancaria del heladero formara parte de la red de lavado de dinero. Muhammad, cuya tarjeta de identidad figuraba en los documentos, se lo dijo bien claro: era imposible que hubiera firmado la transacción porque no sabe escribir.

share