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Contiene 136.000 toneladas de crudo menos denso pero más tóxico que el habitual
18 Enero 2018 16:47
El petrolero iraní Sanchi, que se hundió el pasado domingo en el Mar Oriental de China tras una nueva explosión, llevaba ardiendo una semana desde que chocó con un carguero de bandera hongkonesa. Murieron 32 tripulantes -30 iraníes y 2 bangladesíes- de los que solo se han rescatado 3 cuerpos. El barco transportaba 136.000 toneladas (un millón de barriles) de crudo. Se ha aconsejado a los ciudadanos de China, Japón y Corea del Sur consumir pescado hasta que se examine la toxicidad. Estas son las claves del desastre medioambiental.
El Sanchi llevaba a bordo petróleo condensado, un tipo de hidrocarburo menos denso y no tan visible como el tradicional que deja manchas negras en el mar. Supone uno de los peores desastres petroleros en décadas desde el vertido en 1989 de 260.000 toneladas frente las costas de Angola. En comparación, el Prestige cargaba 77.000 toneladas, aunque el crudo no es el mismo. Aquí no habrá playas negras.
Sin embargo, a pesar de ser menos contaminante, la alarma radica en que el petróleo condensado es más tóxico, más difícil de contener y parcialmente soluble en el agua, lo que hace difícil su detección.
Después de hundirse el pasado domingo -actualmente el barco yace a 115 metros de profundidad-, se observaron lenguas de petróleo. Abarcan un área de 100 kilómetros cuadrados, como la superficie de la ciudad de París. De momento se desconoce el origen pero podría ser del propio combustible del barco.
No se ha determinado todavía. Una parte del petróleo condensado pudo arder y evaporarse durante la semana que el barco estuvo a flote. Sin embargo, la cantidad que permanezca en el buque hundido puede verterse progresivamente al mar, lo que envenenaría a la vida marina y al pescado que se consume.
La Administración Estatal Oceánica de China declaró que tomó muestras de agua de 19 sitios de derrames y que 5 contienen crudo en niveles que superan los estándares.
Tampoco se ha evaluado el impacto medioambiental, lo que ha supuesto críticas al gobierno de Japón y China por su tardanza en reaccionar. Es ahora cuando se está planeando sumergir vehículos submarinos. El Mar Oriental de China alberga uno de los ecosistemas marinos más ricos del mundo. Greenpeace ha pedido que se tomen medidas de contención y limpieza apropiadas.
Se está examinando la caja negra del barco para desentrañar el suceso. En cuanto a la actuación, The Guardian explica que había dos objetivos contrapuestos: apagar el fuego para salvar a los tripulantes o permitir que ardiera para reducir el vertido y limitar la contaminación de las aguas. Apunta a que abarcó una solución intermedia.
El medio británico recoge que la empresa que operaba el barco criticó que se apagara el fuego con agua en vez de con espuma, más efectiva. Por el contrario, Yu Zhirong, un ex diputado de la unidad de mar de China, dijo que no haber bombardeado el barco para que no se hundiera fue un error.
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