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Las razones que han llevado a Silicon Valley al borde de la muerte

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El declive del edén del capitalismo tecnológico es un hecho. Pero, ¿qué ha ocurrido?

PlayGround

09 Julio 2019 12:10

El titular del New York Times es meridiano: “Silicon Valley está acabado, dice Silicon Valley”. Veinticinco años después del primer boom del “punto com”, Silicon Valley ha entrado en decadencia. Durante décadas, el área de Santa Clara dónde se establecieron centenares de empresas tecnológicas era un lugar que llenaba el futuro de esperanza por su concentración de creatividad e ideas progresistas. Ahora su propio futuro es incierto.

El mito libertario se ha desmoronado, y ya nadie se cree la utopía tecnológica. Las empresas tecnológicas han perdido su aura, y los grandes gigantes parecen vivir en un permanente paso cambiado. Google ha ayudado a esparcir informaciones falsas, YouTube ha permitido que los pedófilos campen a sus anchas, Twitter ha hecho la vista gorda ante el acoso y Facebook ha retransmitido suicidios y asesinatos en directo.

De puertas adentro, la situación no es mucho mejor. Muchas voces denuncian una cultura elitista, patriarcal y racista, en la que el acoso sexual y laboral están a la orden del día. Y en lo alto de la pirámide, una élite aislada, ajena a los problemas reales del ciudadano medio y los de sus propios usuarios.

Silicon Valley se ha convertido en un lugar tóxico, despreciado incluso por aquellos que lo crearon.

“El valle ahora mismo es el símbolo de los peores vicios del capitalismo posmoderno. Tipos que ganan auténticas fortunas comerciando con tu intimidad, difundiendo bulos en sus redes sociales, falsamente democráticas y cada vez más intrusivas. ¿Quién quiere formar parte de eso?”, dice el profesor universitario de ciencia y tecnología Andrew L. Russell a El País.

No se trata de únicamente de quién quiere formar parte de esto. Si no de quién puede.

El coste de vida en la región es tan desorbitado que trabajadores que ganan 300.000 dólares al año se definen como “clase media”. En San Francisco, las enormes desigualdades la están convirtiendo en una ciudad peligrosa. Y no lo dicen las familias latinas o negras que se han visto obligadas a mudarse por el escandaloso coste de la vivienda: lo dicen los mismos techies que han propiciado esta gentrificación.

Silicon Valley ha muerto víctima de su éxito. Pero nada de esto ha sido repentino.

“Todos estos problemas no han aparecido de repente y se les ha tenido que buscar soluciones. Son problemas que las empresas siempre han tenido. La privacidad para Facebook es un problema casi desde el inicio, no desde el día uno pero sí desde 2008. Nunca han aprendido la lección. ¿Por qué? Porque nunca ha impactado en su número de usuarios”, explica Jessica Powell a El País. Powell es la exvicepresidenta de comunicaciones de Google. Hace dos años abandonó su trabajo porque no creía que la empresa pudiera solucionar los problemas a los que se enfrenta.

Ante este panorama, el propio Silicon Valley está dando la espalda a Silicon Valley.

Tal y como explica el artículo del NY Times, cada vez son más los líderes tecnológicos que se plantean abandonar California. Los inversores hacen tours por el medioeste en búsqueda de startups prometedoras, que ya no encuentran alicientes en instalarse en el estado dorado. La competencia, los costes y el ambiente enrarecido hacen que resulte mucho más sensato instalarse en lugares como Portland, en Oregón, Akron,en Ohio, South Bend, en Indiana, Boulder, en Colorado o, incluso Detroit.

Precisamente, algunos autores han vislumbrado paralelismos entre la historia de Detroit y Silicon Valley.

Durante la primera mitad del Siglo XX, la ciudad más grande de Michigan se convirtió en el corazón de la prosperidad norteamericana gracias a su inmensa industria del automóvil. Pero entonces llegó la deslocalización y el sueño se desmoronó.

Tal y como explican Andrew L. Russell y Lee Vinsel en Fast Company, lo que Silicon Valley debería aprender de Detroit es que el declive moral de su élite era patente mucho antes de su declive económico.

¿Lo paradójico de todo ello? Detroit, que lleva años intentando revitalizarse, podría ser una de las grandes beneficiadas del éxodo de Silicon Valley. El capitalismo siempre encuentra la manera de retroalimentarse con sus propios desmanes.

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