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Trabajar cuatro días a la semana es bueno para ti, el planeta y tu empresa

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Lo acaba de demostrar una compañía de Nueva Zelanda

PlayGround

03 Octubre 2018 16:35

Todos lo hemos deseado alguna vez, si no varias veces al mes: ¡por favor, que el fin de semana sea más largo! Este sueño imposible para la mayoría ya es realidad para Perpetual Guardian, una compañía de 250 trabajadores que opera en distintas ciudades de Nueva Zelanda.

De hecho, durante marzo y abril de este año, los empleados de Perpetual Guardian, que gestiona herencias, urbanizaciones y trusts, probaron esta semana en la que han trabajado cuatro días, pero han cobrado cinco.

El ensayo ha sido analizado por la Universidad de Auckland, que concluyó que la producción ni decreció ni aumentó mientras que el estrés disminuyó y el compromiso y el trabajo en equipo aumentaron.

No será obligatorio seguir esta semana de cuatro días, según explicó el CEO de la empresa, Andrew Barnes. Quien opte por seguir con el modelo tradicional, dispondrá de opciones para flexibilizar sus jornadas, de modo que puedan gestionar mejor su vida personal. Y aunque parezca mentira, algunos empleados elegirán este modelo: fueron los que sintieron algo más de estrés por tener un día libre extra y no saber cómo ocuparlo.

El ministro de Trabajo neozelandés, Ian Lees-Galloway, ha calificado los resultados de “muy interesantes” y ha asegurado que está deseando trabajar con otras empresas que modernizaran la vida laboral.

Porque la jornada de 40 horas semanales se está quedando realmente anticuada. ¿Cómo es posible que después de varias revoluciones tecnológicas sigamos con los horarios de trabajo de principio de siglo? La teoría era que la tecnología debía facilitarnos el trabajo, de modo que dispondríamos de más tiempo extra, pero a la práctica tenemos el mismo horario que se aprobó por primera vez el 17 de noviembre de 1915 en Uruguay.

No es de extrañar que tengan lugar protestas como las que este año inundaron Alemania. En enero, trabajadores de más de 80 compañías, es decir, 3,9 millones de empleados unidos bajo el paraguas del sindicato IG Metall, reclamaron una semana de 28 horas laborales por un máximo de dos años cuando lo requieran distintas situaciones personales, como cuidar de los hijos o de padres ancianos.

Pero los beneficios de una semana laboral más corta no solamente tienen que ver con lo que respecta a conseguir el ansiado equilibrio entre trabajo y vida personal.

Por ejemplo, trabajar menos horas también podría darle un merecido respiro al planeta: según un estudio de los economistas David Rosnick y Mark Weisbrot, el uso de energía podría reducirse hasta un 20% si se aprobara una semana laboral más corta en toda Europa.

Parece obvio: menos horas de trabajo significan menos ordenadores conectados, menos luces encendidas, menos climatización, menos máquinas en activo y también menos emisiones de carbono y tráfico en las carreteras. La única pega, tal y como se confirmó en un experimento en 2008, que concentró las 40 horas laborales en 4 días para 18.000 de los 25.000 funcionarios que trabajan Utah, fueron las quejas de los ciudadanos, que no podían acceder a los servicios los viernes.

Por otro lado, tal y como explica Aidan Harper, impulsor de esta idea en Reino Unido con la campaña 4dayweek, trabajar menos horas ayudaría a emplear a más personas. “Aunque tenemos bajos niveles de desempleo [en Reino Unido], lo que esconden esas cifras son los altos niveles de bajo empleo, es decir, personas que no tienen suficiente trabajo y que quieren trabajar más horas. Podemos apreciarlo en el aumento de los trabajos precarios y los contratos de cero horas”.

Su idea es clara: el trabajo está mal distribuido, ya que a pesar de esta situación, hay muchas personas que sienten un gran estrés por las cargas extenuantes de trabajo. Esto tampoco resulta inocuo para la sociedad, ya que la mayor causa de baja laboral es estrés relacionado con el trabajo, algo que repercute notablemente en la economía del país.

El trabajo afecta de forma decisiva a nuestros días, por lo que también condiciona actividades diarias como la alimentación y está comprobado que, cuanto menos tiempo tenemos, más posibilidades hay de comer peor.

Harper recuerda algo vital: “Para el 99% de las personas en el 99% de la historia, el trabajo era el medio para conseguir un fin. (...) Pero lo que dice la ética laboral del momento es que el trabajo es todo lo que tenemos en nuestras vidas. ¿Qué es más importante en tu vida sino la forma en que inviertes tu tiempo?".

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