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Artículo Cuando El Gráfico se dedicó a engañar vilmente a sus lectores en el Mundial 78 Sports

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Cuando El Gráfico se dedicó a engañar vilmente a sus lectores en el Mundial 78

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Este es un homenaje crítico a la publicación de fútbol más importante de la historia: El Gráfico, mítico en las casas de toda Argentina pero cómplice de la dictadura

Ignacio Pato

17 Enero 2018 16:52

Le quedaba un año para hacer los 100. El Gráfico, la revista deportiva en castellano más popular de la historia, fundada en 1919, deja de existir en papel. Así lo confirmó ayer su empresa editora, Torneos y Competencias.

I. LA FAINÁ

Es un día triste especialmente para todo aficionado al deporte y prácticamente para todos los argentinos, familiarizados desde generaciones con sus portadas -en Argentina tapas- y pósters. ¿Qué habitación de joven promesa no estuvo nunca presidida por alguna estrella nacional? ¿Qué cafetería popular que se precie de serlo no tuvo alguna vez en sus paredes a Bochini, al Beto Alonso, a Batistuta, a Maradona o a los Matadores de San Lorenzo?

En todos estos años ha habido portadas de todo tipo, más o menos sensacionalistas, más o menos ingenuas o más o menos inspiradas, pero lo cierto es que El Gráfico ha actuado como director de la agenda del fútbol argentino y en gran parte sudamericano, eso es innegable. Aquí nos quedamos con una de sus tapas especialmente añeja. Esta del año 33 que muestra a River, San Lorenzo, Gimnasia y Boca tratando de llevarse la fainá -metáfora para el Campeonato- de aquel año.

Finalmente lo hizo el equipo de Boedo, pero nada como esta unión entre fútbol y un elemento de la cultura popular tan arraigado como la harina de garbanzos procedente de los emigrantes genoveses en Buenos Aires conocida como fainá para simbolizar lo que era El Gráfico en sus buenos tiempos.

Los últimos vinieron marcados por el obvio descenso de ventas. Desde 2002 la revista ya no era semanal, sino mensual. Muchos vieron perdida la magia en una problemática inserción del periodismo pausado y clásico de El Gráfico en la era del clic de internet.

II. DOS IMÁGENES HISTÓRICAS

No todo fue romántico en El Gráfico, y no hablamos únicamente del mercado. Durante los años de la dictadura, la revista se puso al servicio de Videla y sus secuaces. El Mundial del 78 fue, por supuesto, el momento de apogeo de esta sumisión.

El capital profesional que tenía El Gráfico era fantástico: al saber hacer de sus periodistas se sumaba una plantilla que en número de más de cien redactores y fotógrafos cubrió la Copa del Mundo con la que la dictadura quería blanquear su imagen. Si corremos hacia la final, no debería sorprendernos que dos fotos que son hoy historia del periodismo tengan la firma de El Gráfico. Entre ambas no pasaron más de diez minutos y ninguna inmortaliza nada que pasara durante el partido que Argentina ganó 3-1 a Holanda.

Una muestra a los genocidas Videla, Massera y Agosti en pleno éxtasis tras el gol final de Bertoni. Casi parecen humanos y no los responsables de las torturas, asesinatos y desapariciones de 30.000 personas. El autor de la imagen es el paraguayo Higinio González.

La otra foto es tan bella como dura. Se llama 'El abrazo del alma', y con ella el fotógrafo Ricardo Alfieri pareció querer demostrar que se puede abrazar sin brazos. Recoge el instante en el que Víctor Dell'Aquila, manco por un accidente eléctrico, trataba de fundirse en uno con los futbolistas Fillol y Tarantini justo cuando el árbitro pitó el final del partido y Argentina era campeona del mundo.

Pero un poco antes de aquel día fue cuando El Gráfico protagonizó el momento más bajo de su historia. Tuvo que ver también con Holanda.

Desde antes incluso de que empezase el mundial, las autoridades argentinas sabían que a Holanda iba a haber que vigilarla de cerca. En Amsterdam existía una fuerte comunidad de exiliados de la dictadura y los futbolistas neerlandeses viajaron a Argentina sabiendo lo que había. Al llegar al país sudamericano el portero Jan Jongbloed llegó a ir a una de las marchas que protagonizaban las madres de desaparecidos en la Plaza de Mayo. Jongbloed siempre ha manifestado que sabían, él y sus compañeros, de la existencia de centros clandestinos de detención y tortura como la ESMA, situada a un solo kilómetro del Estadio Monumental.

Lo que hizo El Gráfico fue irse al hotel de concentración de Holanda en la ciudad de Mendoza y publicar un artículo distendido en plan "así viven los futbolistas en Argentina". Así de bien, vaya. Todo con tono costumbrista y relajado. El reportaje lo firmaba Enrique Romero y en él tenía un lugar destacado el defensa Ruud Krol.

III. LA PEOR CARTA DEL MUNDO

Pero la cosa no quedó ahí, faltaba la chapuza. Estaba al final de la revista: El Gráfico se inventó una carta firmada por el defensa del Ajax a su propia hija de 3 años.

A dos páginas, en blanco y negro, con una copia del presunto manuscrito y con un enorme titular de "Carta a mi hija", el contenido no era el texto normal que le mandaría un padre normal a su hija normal. Eso seguro.

Krol, holandés, escribe a su hija holandesa en inglés. Comienza diciéndole a la pequeña Mabelle que la echa de menos y que le ha comprado una muñeca en Argentina. Que cuando vuelva a Holanda, jugarán en casa juntos con ella. Exceptuando el inquietante dato de que la muñeca "habla y camina", hasta ahí vale. Pero, ¿no es un poco extraño lo siguiente?: "Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en la Argentina. Pero no es así. Es una mentirita infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza. Esta no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la Paz". ¿En serio? ¿A qué colegio de pequeños tertulianos iba la hija de 3 años de Krol en la Holanda de 1978, dos décadas antes de que las informaciones fueran a todo trapo por internet?. Si el propio Krol dice "tu madre te leerá esta carta", ¿cómo le habla su padre con este lenguaje forzadamente metafórico a una niña que aun no sabe ni leer?

Sigue. Y cada vez está más claro que Krol no está hablándole a una criatura de 3 años. "No te asustes si ves algunas fotos de la concentración con soldaditos de verde al lado nuestro. Esos son nuestros amigos, nos cuidan y nos protegen". Bonita forma de describir a un puñado de genocidas.

Lo que sigue a continuación es la desconcertante descripción de Krol de cómo todas las noches le enseña a su mascota -no especifica de qué especie- el retrato de la hija y que habla con ella. Con la mascota. "¿Sabes que me pregunta?: ¿soñaste con Mabelle, Ruud?". Tremendo. Finalmente el futbolista vuelve a recalcar que está bien, con "la muñeca y un batallón de soldaditos" que lo cuida. "De sus fusiles disparan flores. Dile a tus amiguitos la verdad, Argentina es tierra de amor. Algún día cuando seas grande podrás comprender toda la verdad", escribe antes de despedirse.

En eso último sí tenía razón la disparatada carta. La pequeña Mabelle y todo el planeta descubrió poco después la verdad: la carta la había escrito el redactor Enrique Romero. Krol fue el primer engañado -años después reconocería en entrevistas que "el clima político era terrorífico"-, pero también los miles de lectores de una revista como El Gráfico. Ni el medio ni quienes la compraban ni mucho menos los 30.000 desaparecidos se merecían aquello.

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