Mohammed solía observar el gimnasio desde la calle, pero no podía permitírselo. Ahora podrá entrenar gratis para siempre
Cuando Omer Yavuz, un carpintero de 28 años, vio a aquel niño de espaldas mirando a través de la cristalera observando a los deportistas del Olympiat Sports Center de la ciudad turca de Adiyaman, no pudo evitar retratar aquel conmovedor instante.
Era la noche de 2 de enero, hacía frío y aquel pobre chaval, vestido solo con unas chancletas, un jersey destartalado y cargando a cuestas un banquito para lustrar zapatos en la calle, estaba allí parado fascinado por un mundo que nunca se le había permitido conocer.
“Me rompió el corazón quería compartirlo con todo el mundo”, dijo Yavuz a BuzzFeed news. La foto se viralizó rápidamente en Turquía, hasta llegar a las manos del dueño del gimnasio, Mustafa Kucukkaya, que no tardó en pedirle la foto original a Yavuz para publicarla en sus redes y tratar de encontrar a ese niño.
Kucukkaya, que según explicó a BuzzFeed también proviene de una familia pobre, quería ayudar a aquel chico. “Si alguien conoce a este hermano, por favor, que se ponga en contacto con nosotros”, escribió en su Instagram. “Sabemos muy bien ese sentimiento. Le daremos acceso libre a nuestro gimnasio para toda la vida”.
Mientras en Internet la foto era compartida y recompartida en mil páginas, la búsqueda del chaval continuaba en una ciudad de 220.000 habitantes. Dos días después, dieron con él trabajando en una acera.
Mohammed Khaled (o Muhammad Hussein, o Muhammet Halit, ya que los medios no parecen ponerse de acuerdo en su nombre) tiene 12 años y es uno de los 3,3 millones de refugiados sirios registrados viviendo en Turquía.
El chico, tal y como confirmó Kucukkaya, “no tenía ni idea de que la foto se había hecho viral. Se enteró en nuestro club”.
La familia de Mohammed se gana la vida vendiendo papel para reciclar y chatarra. Khaled trabaja limpiando zapatos a los transeúntes. Kucukkaya, que visitó su hogar, asegura que viven sumidos en una terrible pobreza.
Según explicó a BuzzFeed, no le dijeron si el niño va o no a la escuela, pero no lo considera probable. “Ahora es uno de nuestros miembros”, aclaró. Él y sus socios le han regalado una inscripción que cuesta 200€ al año para toda su vida.
“Me encontró y me ayudó”, dijo Mohammed a la agencia de noticias tucas Anadolu. “Siempre he soñado con perder peso y ahora siento que puedo hacerlo haciendo ejercicio”.
En las redes sociales, los dueños del gimnasio han sido aplaudidos: “Seguid inspirando así al mundo. Todo lo bueno viene de vuelta”, comentaban en Instagram.
"Wow. Esto es muy bonito. Buenas noticias de verdad".
En solo una semana Mohammed ya ha perdido peso. El niño está siguiendo una rutina especial adaptada para adolescente, con mucho cardio y ejercicio ligero con pesas y está muy contento de tener una oportunidad de ponerse en forma. “El club es un sitio bonito”, dijo en una entrevista.
