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Artículo La adicción a las apuestas obliga a retirarse a un working class hero de la Premier Sports

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La adicción a las apuestas obliga a retirarse a un working class hero de la Premier

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Desde su barrio, tenía tres opciones: "ser albañil, drogarse o el fútbol". Joey Barton piensa en dejarlo tras 1.260 apuestas en 10 años y una carrera llena de episodios violentos

Omar Naboulsi

02 Mayo 2017 10:08

El futbolista Joey Barton han sido sancionado por la Federación Inglesa de Fútbol (FA) con 18 meses de suspensión de "toda actividad relacionada con el fútbol" y con una multa de 30.000 libras, unos 35.300 euros, por un supuesto caso de apuestas ilegales.

Según la FA, Barton, que tiene 34 años y hasta ahora jugaba en el Burnley, realizó 1.260 apuestas en partidos de fútbol desde marzo de 2006 hasta mayo de 2016: más de 10 años apostando fuerte.



La normas de la FA dicen que los futbolistas "no pueden apostar directa o indirectamente o instruir, permitir, causar o propiciar que ninguna persona apueste sobre el marcador o resultado de partidos de fútbol en todo el mundo", algo que Barton habría incumplido.

Tras la sanción, el futbolista ha anunciado su retiro del fútbol y ha admitido que necesita ayuda para tratarse de su adicción a las apuestas, aunque considera que la federación ha sido demasiado dura con él. "Al igual que hice pidiendo ayuda cuando tenía problemas con el abuso de alcohol o con el manejo de la ira, ahora tengo que hacerlo con las apuestas. Y lo haré", prometió Barton a través de un comunicado.





"Estoy muy decepcionado con la dureza de la sanción. Esta decisión me obliga a un retiro prematuro del fútbol. Acepto que he violado las normas, pero creo que el castigo ha sido mayor que el que impondrían a futbolistas menos controvertidos", ha sentenciado el ex jugador de Manchester City, Newcastle y Olympique de Marsella, entre otros.

La verdad es que Barton tiene razón en quejarse sobre la sanción. Él nunca apostó por la derrota en partidos de su equipo, y si lo hizo no estuvo ni convocado, a diferencia de otros casos donde los futbolistas sí estaban en el terreno de juego.

A este medio de corte y confección con una inteligencia táctica brutal le tenían ganas desde la federación por los escándalos que le han perseguido durante su carrera como agresiones, alcoholismo y marrullería en los estadios.

Para entender las desconexiones de Barton en el césped hay que conocer de dónde viene.



Creció en Huyton, Merseyside, una de las zonás con más delincuencia de Inglaterra, de esas que solo salen en las noticias por crímenes violentos, homofobia y racismo.

De hecho, uno de sus hermanos pequeños está cumpliendo condena por asesinato y él llevaba una vida parecida a la suya. "La única diferencia entre mis amigos del barrio y yo era el fútbol", reconoció en su autobiografía titulada No Nonsense.

"Tenía tres opciones: dedicarme a la construcción, drogarme o hacer deporte. Veía a mis colegas bebiendo y experiementado con narcóticos y sabía que, si seguía su camino, jamás sería capaz de lograr mis objetivos".



Claro que ha hecho carrera en el fútbol profesional, incluso llegó a debutar con la selección, pero siempre dejando detalles de su manera de hacer.

Por poner algún ejemplo, en 2004 apagó un cigarro en el ojo de un jugador del filial del Manchester City y cuatro años más tarde fue condenado a 77 días de cárcel por pelearse borracho a las afueras de un McDonald's de Liverpool de buena mañana.

Ese mismo año fue suspendido por el City tras un incidente con su compañero de equipo, Ousmane Dabo, en el que este último sufrió un desprendimiento de retina.



Estos incidentes tuvieron relación con sus problemas con el alcohol, los mismos que le llevaron a agredir a un aficionado en un bar, destrozar un taxi que no quiso esperarle, atropellar a un hombre y partirle la pierna o participar en una macropelea en un hotel de Tailandia.

Por estos escándalos ha ingresado varias veces en clínicas de desintoxicación. Ahora parece que volverá a terapia para curar su ludopatía.





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