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Con el VAR, Argentina quizá tendría 3 Mundiales

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Crónica de una noche que empezó con Maradona llamando hijos de p*** a 70.000 personas y acabó con Argentina llorando humillada

Ignacio Pato

07 Junio 2018 17:43

Italia'90 fue un mundial icónico. La mejor canción no oficial, World in motion de New Order, héroes inesperados como Schillaci, la gesta de Camerún, las lágrimas de Gascoigne, la polémica bebida "envenenada" de Branco, el grosero fallo de Higuita, el escupitajo rabioso de Rijkaard a Völler, estadios fantásticos, sol y pasta italiana.

Nos hemos dejado fuera otra de las imágenes que desde que se produjo fue historia del fútbol: Maradona llorando. Le habíamos visto celebrar y enrabietarse, pero nunca habíamos visto al Pelusa jugador tan triste como después de perder la final jugada el 8 de julio de 1990 en el estadio Olímpico de Roma.

Esa final hoy podría haber supuesto el tercer Mundial para Argentina, y no la tragedia, y la injusticia, que fue para la Albiceleste.

Llegaba el cuadro de Bilardo justísimo a ese partido contra Alemania Federal, con las bajas de Olarticochea, Batista y sobre todo de Caniggia. Ya en los himnos se vio que la tarde no iba a ser cómoda para Argentina. Suena el del país sudamericano y una pitada descomunal atrona el Olímpico. Maradona, cabreado como una mona, no para de mirar a varios puntos de la grada. Cuando la cámara le enfoca se le lee claramente en los labios "¡hijos de puta!" dos veces. Los silbidos eran la respuesta a unas palabras de Maradona, jugador del Napoli entonces, sobre la semifinal jugada en esa ciudad contra Italia. "Le piden a los napolitanos que sean italianos por una noche, mientras que los otros 364 días les llaman terroni", dijo. Y además Argentina eliminó a Italia de su mundial.

Buchwald fue la sombra de Maradona, que no pudo ser decisivo en toda la final. Y eso significa decir mucho, porque aquella selección no iba precisamente sobrada adelante. Todo dependía del 10, y un poco de Burruchaga y Dezotti. Lo tenía todo en contra la albiceleste, que ni siquiera jugaba de albiceleste.

En el minuto 85 Matthäus lanza un pase a un espacio dentro del área a Völler. El delantero intenta controlar, tapado por Sensini y sin demasiado hueco, abriéndose más que encarando la portería, y cae. Penalti. Los jugadores argentinos rodean al árbitro Codesal, mexicano. Se lo comen. Codesal le saca tarjeta a Troglio por protestar.

Es el propio árbitro mexicano quien pone el balón en el punto de penalti. Estaba totalmente convencido o al menos eso quería que pensara todo el planeta. Maradona y Dezotti se llevan otra amarilla, la segunda en el caso del último. Era 1990 y quedaban 28 años para el primer Mundial con videoarbitraje o VAR, como habrá en Rusia. Brehme marca y Alemania Federal gana Italia90. Maradona llora de impotencia.

Es cierto que ningún jugador puede pedir al árbitro que mire el monitor en caso de dudas. Es algo que según el reglamento tiene que salir del propio juicio del árbitro y de sus asistentes, pero no parece probable que hoy se diera esta situación, penalti en el minuto 85 de una final, con los jugadores rivales achicando al árbitro, sin que este tuviera al menos la tentación de limpiar su conciencia con la tecnología.

Habría podido ser la tercera estrella de campeón del mundo de Argentina.

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