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"La final del mundo". Así es como Gianni Infantino vendió el River-Boca de la Copa Libertadores, pero al final no estuvo a la altura ni de una pachanga de barrio. El Superclásico más importante de sus 110 años de historia volvió a ser aplazado por la violencia de los aficionados.
El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, fue el encargado de confirmar el descalabro cuando el Monumental ya estaba prácticamente lleno.
La pregunta es ¿cómo es posible que los organismos de Seguridad sean incapaces de coordinar un operativo que garantice que los futbolistas entren a salvo al estadio?
Una emboscada de hinchas de River provocó roturas en los vidrios del autocar que trasladaba a la plantilla de Boca. La policía lanzó gases lacrimógenos que acabaron entrando en el vehículo y afectaron a varios futbolistas.
Después de 5 horas de deliberaciones -con Infantino presente- la Conmebol aplazó la final y River se solidarizó con Boca. Se acordó jugar al día siguiente, siempre que Boca estuviese en condiciones de competir en igualdad de condiciones.
#TNTSports | Terrible imagen de los jugadores de Boca en el vestuario, tras la agresión que sufrieron en la previa de la Superfinal ante River pic.twitter.com/JdqTbHueeP
Pese a que a que el domingo se abrieron las puertas del Monumental, el partido se ha vuelto a postergar sin fecha. La Conmebol entendió que Boca no estaban en condiciones físicas ni emocionales para afrontar el partido. Los xeneizes tiraron por la vía legal para ganar la Libertadores en los despachos presentando un expediente de 15 hojas sobre los incidentes, pero ha sido rechazado y la federación ha citado a ambos clubes mañana mismo para que acuerden una nueva fecha.
No se ha probado, pero los rumores que se han filtrado en los medios argentinos apuntan a que el ataque al autocar se debe a la investigación judicial sobre la reventa ilegal de entradas para los partidos de River: en varios registros en las casas de los jefes de la barra de River se confiscaron 30 entradas para la Superfinal y más de 10 millones de pesos.
Ahora mismo hay varios posibles escenarios para el River-Boca, contemplándose la posibilidad de que el encuentro se celebre en otro estadio que no sea el Monumental.
El mayor problema para la Conmebol es que Buenos Aires acoge a partir de este miércoles la cumbre del G-20 hasta el domingo, así que no se espera que se juegue esta semana. La primera fecha libre para jugar en Buenos Aires sería el lunes 3 de diciembre, pero también hay que tener en cuenta que el calendario está muy apretado y el ganador de la Copa Libertadores debe viajar a Emiratos Árabes el 15 de diciembre y el 18 debuta en el Mundial de Clubs.
Las últimas informaciones dicen que el sábado 8 de diciembre podría ser la fecha más viable, con la opción de que se dispute en otro país sudamericano -Uruguay y Chile son los favoritos- o en el Monumental, pero a puerta cerrada.
Además, ESPN ha desvelado otra opción, quizá la más triste futbolísticamente hablando... los dirigentes estarían planteándose que la final de la Copa Libertadores se juegue directamente en Emiratos Árabes para que el campeón ya se quede en el país asiático para disputar el Mundial de Clubs. El martes saldremos de dudas.
