Se convirtió en el benefactor de una familia sin recursos para poder abusar de uno de los chicos
En 2013 el cura José Donoso le ofrece a una familia rumana sin recursos alojarse en la parroquia del pueblo. El matrimonio y sus tres hijos, todos menores de edad, acababan de llegar a Mengabril, un pueblo de Badajoz de apenas 500 habitantes. En ese momento el párroco se convierte en su benefactor proporcionándoles alimentación y ropa e incluso obliga a los padres a cederle el control de la educación de los menores ante notario.
Según uno de los testigos el cura comenzó a obsesionarse con uno de los hijos. Tenía 12 años por aquel entonces. Le acompañaba al colegio, le compraba ropa de marca y falsificaba justificantes médicos para poder pasar más tiempo con él.
Pasados los 6 meses de convivencia llegaron los abusos. El sacerdote, que fue cesado de sus funciones en cuanto se conoció el caso, dormía todas las noches en la misma cama que el menor. El juez le ha condendo a 11 años de prisión por este primer delito de abuso sexual a un menor.
El magistrado ha impuesto también una pena de cuatro años de cárcel para los padres el menor. Según la sentencia los padres "conocían los hechos y lo permitieron". Les acusa de un delito de comisión por omisión de abuso sexual.
Pero este menor no fue la única víctima de Donoso. El cura abusó también de un monaguillo de 12 años que sufría una discapacidad mental. Le obligó a mantener relaciones sexuales y a practicarle una felación.
La Fiscalía pedía 48 años de prisión para Donoso por delitos de abuso sexual a menores, falsedad documental y por quebramiento de una medida cautelar. En 2015, cuando el párroco fue investigado, se le prohibió comunicarse con los dos menores. Pese a ello, reincidió y le mandó varios mensajes y audios al menor rumano.
"Si vas a ver esta tarde a don Enrique, te dará 10 euros, ya se lo he dicho yo” o “No has abierto los mensajes que te he mandado de voz. Un gran beso y abrazo”. Otra de los mensajes incautados rezaba: “Te quiero mucho. Esta noche hablamos. Perdóname”.
Por este delito el juez ha sumado un año más de prisión y una multa de 60.000 euros como responsabilidad civil. Una vez que el párroco cumpla su condena estará otros diez años en libertad bajo vigilancia. Además tiene prohíbido acercarse o comunicarse con las víctimas durante 12 años.